viernes, 25 de abril de 2008

Los pasos del sonámbulo

viernes 21 de marzo de 2008
Fuente:Juan Villoro/Reforma21 Mar. 08En 1968 yo tenía 12 años y caminaba dormido. Mi conciencia crítica se reducía al hecho de despertar en sitios imprevistos. Aunque el desplazamiento no era traumático -o no me lo parecía-, me dejaba una sensación de soledad y abatimiento.Mi abuela rezaba para que yo perdiera el vicio de ser sonámbulo y mencionaba la previsible causa de esa excentricidad: el divorcio de mis padres. A mí el tema me preocupaba porque me impedía ir de campamento con los Amigos del Bosque.Alguien sugirió que me ataran una campanilla para despertar a los demás si abandonaba la tienda de campaña, pero el catastrofismo familiar concibió una escena incontrovertible: yo era capaz de caminar con los brazos extendidos por el parque nacional de La Marquesa hasta ser arrollado en la autopista México-Toluca.1968 también fue mi último año de voracidad por lo dulce. Un genio de la química inventó un postre a la altura de su nombre, el flantástico, que permitía combinar el flan de coco con aderezo de chocolate. Me administré festivales de tres flantásticos hasta que me enteré de otro gusto de los tiempos: los gordos no son apetitosos.Acababa de descubrir que la vida tenía sentido porque una niña, que en el pudor de la memoria llamaré Marina, se sentaba en el pupitre anterior al mío. Padecía una alergia que la hacía estornudar a cada rato. Cada vez que se agitaba, yo percibía el fresco olor de su cabello. La idolatré sin atreverme a decir lo que mi cara hacía evidente hasta que la mejor amiga que nunca falta me informó que Marina no se interesaba en los barrigones.En 1968 apelé por vez primera a la fuerza de voluntad. Quise ponerme a dieta y sublimé mis carencias pensando que pronto serían las Olimpiadas.Mi padre se había mudado al edificio Aule, en la esquina de Insurgentes y Xola. En su condición de divorciado tenía estupendos platos de cartón. El lujo de su departamento estaba en el escritorio: unos boletos con tamaño de toallas para manos y el logotipo de "México 68". Nuestro pasaporte olímpico.Algo parecía a punto de suceder pero los primeros signos de cambio no fueron halagüeños. Mi abuela materna, cuyo lema de vida era "piensa mal y acertarás", me informó que mi padre se había vuelto comunista. La culpa de todo la tenía mi madre, por fumar tanto. Su lógica era inflexible: mi padre se había cansado de los aires de independencia que se daba mi madre, expresados en las volutas de humo que mandaba al techo. Eso lo había llevado al divorcio y al comunismo.Mi casa se convirtió en un país aparte, donde nada de lo que se decía coincidía con la prensa o la televisión. Mi padre daba clases en la universidad y pertenecía a la Coalición de Maestros, que respaldaba al movimiento estudiantil. Yo no tenía la menor claridad sobre estos temas. La primera noticia de que algo sucedía me llegó por los compañeros de clase: después de invadir Checoslovaquia, los rusos querían impedir que México celebrara las Olimpiadas y habían infiltrado la universidad con comunistas. No me atreví a contradecirlos: la gordura ya me volvía bastante impopular para además ser disidente.Mi madre fumaba más de la cuenta porque tenía información sobre arrestos de profesores. Habló con mi padre y le pidió que se fuera de México, pues tenía derecho a un sabático. "Vamos a ir a las Olimpiadas", contestaba él, como si los boletos le otorgaran extraña inmunidad.Un día vimos tanques en las calles, el teléfono empezó a sonar a todas horas, alguien nos dio un ejemplar de la revista ¿Por qué?, con fotos de estudiantes muertos o detenidos, un testimonio insólito, diferente a lo que decían los demás medios. En el patio del colegio se culpaba de todo a los universitarios. Yo no me atrevía a decir nada. Veía a Marina y pensaba en dulces intangibles.Cuando varios amigos de mi padre fueron a dar a la cárcel de Lecumberri, el "castillo negro", mi madre le insistió en que se fuera. Él habló de "convicciones". Pensé que así se le decía a tener muchas ganas de ver las Olimpiadas.La ciudad había sido tapizada con el emblema de una paloma blanca. El gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz deseaba la paz a las naciones del mundo. En las mañanas, la paloma amanecía teñida de sangre.Sólo me enteré de la trama del movimiento estudiantil y la matanza de Tlatelolco años después, por Los días y los años, de Luis González de Alba. Mi padre quiso protegerme y no dijo nada. Fue su doméstica versión de la manifestación del silencio la prueba sin palabras de que algo se había roto.Poco antes de las Olimpiadas vimos un entrenamiento de waterpolo en Ciudad Universitaria. Una pelota salió fuera del agua y se estrelló en la cara de un juez. Un hombre pálido se acercó a mi padre y le dijo: "Estás en la lista negra". Él respondió con la exagerada cortesía con que agradece lo que no le interesa.Nunca supimos qué casualidad lo salvó de la cárcel. En la inauguración de los XIX Juegos Olímpicos oímos el abucheo a la delegación soviética que propagaba el comunismo internacional. A los pocos días descubrí un segundo amor platónico: la gimnasta rusa Natasha Kuchinskaya. Una noche, en el estadio de Ciudad Universitaria, los corredores de Estados Unidos subieron al podio de premiación con guantes negros. Todo tenía que ver con la política pero yo apenas lo advertía. Vi saltar a Natasha Kuchinskaya y juré comer menos azúcar.Mi padre quería cambiar el mundo en 1968. Perdió algo decisivo en una época en que se repartían medallas e incluso México ganaba nueve. Ignoro lo que pensaba cuando me llevaba a las tribunas. Estuvimos juntos y es lo que importa.La memoria carga de significado los días perdidos. Al comprender el riesgo que él corría me siento tentado a darle otro valor a su compañía. Pero ya entonces sirvió para cambiar la parte del mundo en la que podía intervenir: no volví a caminar dormidoYO TE NOMBRO LIBERTAD, CREANDO CONCIENCIAVERONICA VILLALVAZOsolo tengo mis ojos y mi mente como herramienta para trabajar.
Publicado por Frida en 11:13
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Tres días fuera del mundo

Nota sobre un libro de Paco Ignacio Taibo II
Paco Ignacio Taibo II es autor de un pequeño libro llamado 68. Apenas por encima de las cien páginas, el libro es una crónica, la más emotiva y sin embargo la menos afectada que yo he leído, del año de las revueltas estudiantiles mexicanas
Es también una de las más inteligentes a pesar de ser de las menos intelectualizadas: no soy muy amigo de los libros de Poniatowska, que me parecen siempre abrigar la esperanza de convertir en drama lo que ya es dramático de por sí, y las crónicas de Monsiváis sobre el tema, con toda su lucidez, me suenan siempre como poseídas por esa tendencia a la ostentación del intelecto, que malogra tanta literatura mexicana, esa que en inglés se calificaría con un solo adjetivo: "self important".Hay otro motivo para mi preferencia: Poniatowska y Monsiváis construyen sus relatos del 68 mexicano de manera tal que todo parece conducir a la matanza de Tlatelolco o provenir de ella: Tlatelolco se transforma en suceso trágico (en el sentido clásico del término), en un acontecimiento demasiado grande y demasiado significante, un sol que brilla con tal fuerza que los demás hechos en torno a él desaparecen, se opacan, se esconden en la sombra.En el 68 de Taibo, que es su memoria personal de los hechos de aquel año, ocurre una cosa singular: Taibo, como se sabe, era un joven estudiante universitario en aquel tiempo, y es un mexicano de primera generación, hijo de un escritor español. Según la gran manifestación de la Plaza de las Tres Culturas se aproximaba, y el ambiente en el DF se hacía más y más denso y ominoso, su padre decidió sacarlo de México: lo trepó en un avión y lo mandó a España.Taibo estuvo fuera de México sólo tres días del año 68: el día de la masacre, el día anterior y el día siguiente. En su crónica, esos tres días epicéntricos desaparecen porque él no pudo ser testigo de ellos, pese a haber estado muy involucrado con todo el movimiento antes y después. Y al pasar por alto en su relato (y en su memoria) las setenta y dos horas que para todos los demás cronistas son el clímax de la historia, su 68 se vuelve, casi paradójicamente, más comprensivo, más agudo, más capaz de articulación: es como si Taibo, al no haber tenido que cerrrar los ojos ante la explosión, al haberla visto o apenas intuido de lejos, sin que las esquirlas le estallaran en la cara, tuviera una visión más lúcida del proceso y una fijación menos obsesa con su hecho más atroz.El libro, entonces, se vuelve una pieza importante de reflexión para quienes se interesan en el tema de la literatura testimonial y la crónica de la violencia, y aun más para quienes se aproximan a ello desde las teorías de trauma y sus avenidas circundantes. Planeta México lo ha publicado y reeditado más de una vez; no sé si se encuentra en Lima, pero debería: es uno de esos libros extranjeros que valen la pena para quienes quieren comprender algo más de nuestra literatura reciente y el modo en que ella puede reconstruir o comprender nuestro pasado: lectura sobre todo crucial para los que sin señalar motivo dicen que sólo quienes estuvieron presentes en un hecho violento pueden hablar sobre la violencia con cierto entendimiento.

Gráfica del 68, Homenaje al Movimiento Estudiantil

es un libro que documenta los carteles de protesta que fueron usados en México en 1968, de marcado carácter urbano popular. Símbolos como la bayoneta, el gorila (representando la mano armada del poder), el candado en la boca, la madre atemorizada y otros fueron usados como elementos propagandístico del CNH (Consejo Nacional de Huelga) en contra del mensaje de los medios de comunicación de masas. No había un plan definido de trabajo, sino que se daba rienda suelta a la imaginación utilizando las técnicas más dispares de impresión (tipografía compuesta a mano, rallado sobre la plantilla del mimeógrafo, fotograbado, offset...) y el trabajo en equipo, integrando a los maestros en el proceso de producción. Las protestas de ese año tuvieron una trágica contestación en la Matanza de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968, en la cual los militares dispararon contra los manifestantes que se hallaban en la plaza de Tlatelolco. Diez días después, el presidente Díaz Ordaz inauguraba los XIX Juegos Olímpicos...

Perspectiva histórica y significación

En sus distintas vertientes, el gauchisme político y el mismo debate ideológico que siguió a la rebelión estudiantil y la huelga obrera, se diluyeron con relativa facilidad. Después de haber sido sobrevalorado, el izquierdismopos68 fue desconsiderado y casi denigrado. Eso mismo hizo que al filo de los años, al ritmo de la conmemoración, los sucesos de mayo continuaran siendo una fuente de controversia. Antiguos sesentayochistas justificaron su reconversión y losliberales recuperaron el acontecimiento en beneficio propio. El diálogo que mantuvo Luc Ferry —situado dentro de la tradición liberal— con Castoriadis a finales de los ochenta fue significativo al respecto. Introduce, por una parte, la perspectiva histórica en la lectura de los acontecimientos y sustrae, por otra, el debate del cuadro marxista-libertario en que había quedado inscrito el 68, lo que hace posible una interpretación del acontecimiento más abierta al pensamiento liberal.
Mayo del 68 fue para Luc Ferry un movimiento individualista situado a mitad de camino entre las grandes revoluciones del siglo xix y el nuevo individualismo de los años ochenta, de signo preferentemente narcisista. Los años ochenta se acercan así a la verdad del 68 y no supondrían tanto su fracaso más manifiesto —como otros vieron. El 68 constituye, en primer término, una repetición de esas revueltas o revoluciones que no llegan (de ahí su repetición) ni a romper el sistema que rechazan ni a consolidarlo, ni a inscribirse verdaderamente en formas institucionales nuevas.
Las dos características fundamentales del individualismo revolucionario son: igualdad contra jerarquía, libertad contra tradición (el individualismo apunta a la abolición de las tradiciones y las jerarquías en nombre de la igualdad y de la libertad entendida como autonomía). Y el 68 es precisamente eso —sostiene Ferry—: la protesta y rebeldía contra todo lo jerárquico y tradicional, es un movimiento antijerárquico y antitradicional. Aun reconociendo el carácter antijerárquico y antitradicional del 68, Castoriadis, uno de los raros intérpretes del 68 que ha sido profundamente fiel hasta su muerte a lo que ya dijo en 1968, define la principal oposición aeste planteamiento.
Para Castoriadis el movimiento del 68 tuvo un carácter más político que social. Después del 68, no era posible el regreso al individualismo liberal de la sociedad de consumo —afirmaba Castoriadis entonces en La breche—. La tranquilidad —el conformismo— de la sociedad capitalista y el crédito del gaullismo habían sido destruidos; los políticos de la izquierda tradicional, desplazados; las autoridades y los valores, a todos los niveles, habían sido denunciados y anulados. «Pasarán años antes de que la enorme brecha abierta en el edificio capitalista haya sido colmada —en el caso de que pueda serlo», concluía Castoriadis a finales de 1968. El horizonte que se dibujaba entonces ante sus ojos era la sociedad autogestionaria.
Para Luc Ferry Mayo 68 no fue un movimiento político que habría fracasado, sino un movimiento social que triunfó más allá incluso de lo previsible. Para Ferry lo esencial de mayo no reside en el contenido de las utopías gauchistes sino en las exigencias puras del individualismo democrático. Ésa es la razón por la que mayo del 68 no se encarnó políticamente sino socialmente, especialmente en la formidable liberación de las costumbres que se produjo. Ésa era la verdad de mayo: si era esencial para la Revolución Francesa encarnarse en la República, no lo era para mayo del 68 encarnarse en la autogestión.
Hay que notar que los planteamientos de Castoriadis y Ferry no son del todo excluyentes. El 68 aparece impregnado de un cierto relativismo, que no es sino una evolución posible del individualismo democrático, que viene a radicalizar el proceso de atomización de lo social. La ausencia de verdades madres favorece la disgregación de la comunidad. La crítica de las tradiciones hace aflorar como consecuencia una cultura de la autenticidad donde el ser uno mismo en su propia singularidad se convierte en el valor supremo. Frente a la norma exterior, sea cual sea, se reivindica el derecho a afirmar la diferencia, sea cual sea. Desde esta perspectiva, la expresión cuenta más que el contenido expresado, el hecho de tener opiniones más que las opiniones formuladas, y las normas de vocación universal desaparecen en beneficiode los particularismos.
Es la guerra contra la uniformización y la cosificación. Pero lo que se rompe en ese empeño no es solamente el tejido social, sino la posibilidad misma de comunicación en el espacio público, si se tiene en cuenta que los juegos de discusión no deben tener como simple objetivo la expresión de las opiniones sino su confrontación. Así —y por paradójico que pueda resultar respecto a la atmósfera vivida del 68— al conformismo derivado de los grandes dogmas ideológicos de la guerra fría y de su coexistencia pacifica con el crecimiento económico, se opone un relativismo que acabará generando un nuevo conformismo, una nueva actitud conformista: la instalación en el presente sin mayores expectativas de futuro. El sentimiento sustituye a la razón. El sentimiento que activa la imaginación, sí, pero que finaliza por arrumbarla utopía entendida como exaltación del poder transformador de la razón. La obra,las consecuencias del 68 se vuelven así a la postre contra la doctrina del profetaMarcuse.
Desde esta perspectiva no tiene excesivo sentido la discusión sobre las fuentes intelectuales del 68. Seria falaz establecer un vínculo entre los acontecimientos y una constelación de intelectuales en el fondo extraña a esos hechos como Althusser, Bourdieu, Lacan, Foucault, Derrida o Deleuze. Castoriadis subrayó a finales de los ochenta este aspecto por más que Luc Ferry no haya dejado de precisar el pensamiento del 68, la relación de esos autores con el movimiento, aunque sin pretender establecer un vinculo de naturaleza causal (38). Mucho antes que con la filosofía, se puede establecer una relación entre el cine y el 68.
Régis Debray —alumno de Althusser, guerrillero del Che y en los noventa colaborador de Mitterrand— anunciaba antes del 68: «después de los antiguos de Verdun, Mathausen e Indochina, nosotros seremos los excombatientes de la Filmoteca». «El dolor que sufrimos permanece en el cine y, por tanto, en silencio», manifestaba a su vez Godard. El cine ha sido el reino de este mundo para una generación. Un mundo más real que el discurso de los políticos, que la crítica de la oposición. La ficción del cine se antojaba terriblemente verdadera. El gran ojo del cine —había sentado Morin— eleva lo real e irreal, el presente y lo vivido, el recuerdo y el sueño, a un mismo nivel, el nivel del imaginario, tan mitómano como lúcido (39). El cinefue un consuelo mayor, a la espera de la revolución.
Malraux, en aquella conversación que mantuvo con Max Torres durante los sucesos de mayo, comentó: esto del 68 no es una revolución, las revoluciones no se hacen con imaginación sino con organización y con armas; esto es una película o, más bien, el ensayo general para una película.
El 68 fue, es verdad, una generación de izquierdistas cinefilos.
SÁNCHEZ-PRIETO, J.M., (2001): “La Historia Imposible del Mayo Francés”. Revista de Estudios Políticos (Nueva Época), nº112

http://loqueremostodo.wordpress.com/2008/03/31/perspectiva-historica-y-significacion/

AUTORES QUE ACTURARON EN EL MOVIMIENTO

JOSÉ REVUELTAS
José Revueltas. Escritor, guionista y activista político mexicano. Nació el 20 de noviembre de 1914 en la población de Canatlán en el estado de Durango y falleció el 14 de abril de 1976
Biografia
Estuvo en prisión muchas veces por su activismo político, desde siendo casi un niño (a los 14-15 años) y aún era menor de edad cuando lo enviaron por primera vez a la cárcel de máxima seguridad en ese entonces: las Islas Marías.
Participó en el Movimiento Ferrocarrilero en 1958, donde también lo apresaron. En 1968 fue acusado de ser el "autor intelectual" del movimiento estudiantil de México, que culminó con la Matanza de Tlatelolco, por lo cual lo apresaron y enviaron a la cárcel de Lecumberri (El Palacio Negro), lugar desde el cual escribió una de sus más refinadas novelas: El Apando.Una vez concluida su condena y con problemas de salud se dedicó a dictar conferencias, impartir clases de cine en Estados Unidos, ofrecer entrevistas, y lo más importante de todo, a seguir escribiendo. La recopilación de cuentos "Material de los sueños" ofrece un caleidoscopio de lo más variados temas, que abordan profundamente, la condición humana desde la particular perspectiva de éste exquisito autor, quien obtuvo el Premio Nacional de Literatura en los años sesenta.José Revueltas fue un revolucionario a partir de sí mismo, pues practicó la que luego sería su propuesta pedagógica más importante: la Autogestión Académica, producto de su propia forma de estudiar la realidad mediante el conocimiento teórico que proporciona la lectura. Para lo cual se salió de la escuela secundaria porque iban muy lento y se dedicó, desde entonces, a visitar bibliotecas y adquirir libros.
Fue un hombre integral con muchas facetas, comprometido con las necesidades del proletariado, del pueblo, se dedicó en todos los frentes en los que participó a la tarea de socializar y politizar a la sociedad, tarea ésta, revolucionaria. Se valió de la literatura, el guión cinematográfico, la academia, la participación partidaria y la calle para promover su proyecto.Perteneció al Partido Comunista Mexicano, pero fue expulsado unos quince años después por sus críticas a las prácticas burocráticas del organismo y por uno de los mejores análisis de la izquierda en México: Ensayo de un proletariado sin cabeza.
Fundó la Liga Espartaquista y el Partido Popular Socialísta (PPS), de donde también fue expulsado por cuestionar y criticar los errores de la izquierda.Falleció el 14 de abril de 1976: en el mismo año en que la cárcel de Lecumberri es cerrada luego de más de 104 años de funciones como penal metropolitano.
Así fue la vida de José Revueltas, dedicada a abrir y cerrar ciclos importantes en la vida cultural del próspero y lejano México de los años setenta.
Obra
Novelas y cuentosDios en la tierra (1944). Los días terrenales (1949) . Los errores (1964). Los muros de agua (1941) escrita en el penal de Las Islas Marias. El apando (1969) a partir de experienciasvividas en la cárcel de Lecumberri. El luto humano (1943). Dormir en tierra.(1961). En algún valle de lágrimas (1957). Los motivos de Caín (1958). Material de los sueño (1974). La palabra sagrada. Antología (Prólogo y selección de José Agustín). Escribió también varios Ensayos políticos

http://granelandia.blogspot.com/2008/04/autores-de-habla-hispana-jos-revueltas.html

1968 OTRA VEZ; ARTE POLITICO, ARTE CRITICO...

Ojeando la edición digital de la magnífica Afterall he recordado que, por enésima vez, vamos a ser pronto bombardeados por todo tipo de topicazos y lugares comunes sobre Mayo y el Movimiento del 68. Si nos centramos en Europa, siempre he creído que lo peor del 68 fué que, al ser aplastado, acabó degradándose para ser en gran medida un precursor de los años de plomo de los 70. Se puede trazar una línea bastante clara desde el intento de asesinato de Rudi Dutschke al auge y caída de la RAF en Alemania, del movimiento estudiantil y obrero en Italia a las Brigadas Rojas, y de la influencia más o menos evidente de la Internacional Situacionista en grupos como la Angry Brigade en UK o el MIL en España.Por enésima vez veremos imágenes de las movilizaciones de Paris, mientras suena de fondo el Street Fighting Man de Rolling Stones, y tendremos que soportar alguna descafeinada entrevista a personajes como Daniel Cohn-Bendit o Joschka Fisher. Todo bastante previsible y aburrido... Es de agradecer, por tanto, que haya publicaciones que, al menos, traten de manera adecuada algunos aspectos de los que significó el final de los 60... así que os pego un párrafo creo que muy acertado de Afterall, escrito por Melissa Gronlund y mi amigo Pablo Lafuente:In contrast to the late 1960s, what seems most striking today is perhaps not the lack of connection between grassroots political action and the art context, but the feeling that much of the art made now that address political issues does not take the relationship with its audience as a primary concern. If in May’68 the key issues discussed in relation to film were who spoke and for whom, by contrast contemporary artistic production is dominated by the individual expression of interests and concerns in specific modes of articulation.We would like to ask about the implications of this recent focus on more aesthetic concerns and the simultaneous absence of social and political goals. At---the time of May’68, films such as Jacques Villemont’s La Reprise du travail aux usines Wonder (1968) or Haskell Wexler’s Medium Cool (1969) showed equally effective ways of reflecting on the political ideas of the time through different articulations of both documentary and openly constructive approaches. The political was present in the those films’ content, language and audience, and they were traversed by an urgency resulting from the political activitism that they reflected. Today, when that activism seems to have vanished almost completely, how do current artistic positions help pursuing the ideal of May’68 and its aspiration to radical equality? How can we translate nostalgia into propositions? Si la polémica sobre la lucha armada es siempre encarnizada, sobre las implicaciones y prácticas políticas en el mundo del arte ya ni les cuento. Por tanto, si alguien tiene interés sobre arte político/crítico en la actualidad, no está de más que le eche un ojo a la agria polémica sobre el peripo de Las Agencias y al texto Luces y sombras en la trastienda del artivismo. Una conversación con Xelo BoschCuando hicimos en París el proyecto de desfile Prêt-à-précaire de las Non gratas class, durante la Semana de la Moda, trabajamos con muy diferentes colectivos en lucha contra la precariedad (...). No sé si encontramos alguna respuesta particularmente original o verdadera, pero sí que te puedo decir que hicimos una asamblea semanal durante cerca de seis meses con la intención de confeccionar un cuestionario lo suficientemente amplio para que cada uno de los participantes concibiera por sí mismo cómo quería (re)presentarse en la pasarela y qué es lo que preferían denunciar. Gracias a la prensa conseguimos algo de visibilidad mediática para los problemas de toda esta gente y, con toda humildad, creo que la experiencia funcionó como una verdadera herramienta política.Como bien sabes, mi trayectoria profesional apenas ha conseguido reconocimiento institucional, ni mucho menos el de las instancias de poder a las que me he enfrentado -desgraciadamente, las únicas que me podrían permitir vivir de mi trabajo como artista-activista-. Sin embargo, el reconocimiento lo he obtenido, y con creces, de las minorías con las que he colaborado, aspecto éste que me ha proporcionado una satisfacción sin precio que comparto gustosamente con el amplio colectivo global de los honestos perdedores que no participan en competición alguna.No está nada mal la respuesta al texto de Marat: La agridulce trastienda del artivismo. Reflexiones al hilo de la entrevista a Xelo BoschEn realidad, no hacen falta más mártires, ni más perdedores. Hacen falta soluciones. Porque no sé hasta qué punto es legítimo exigir semejante heroicidad a todos los sujetos productores de contenidos artísticos y culturales. No sé hasta que punto es legítimo exigir al artista que suicide su carrera profesional ignorando o boicoteando a los únicos que pasado mañana le van a dar de comer, condenándole al más atroz ostracismo en el ámbito social del arte (y, por añadidura, al subempleo, dado que su formación no le permite en general ejercer otra profesión especializada que la propia, la de artista). No sé por qué demonios hay que ser un perdedor para preservar la dignidad.Porque, al final, el artista está solo. Existen nucleos efímeros, solidaridades pasajeras, no una clase social consciente y organizada que sirva de colchón amortiguador a los costes del atrevimiento individual(...). ¿Dónde están las galerías, las ferias, las publicaciones y las instituciones de enseñanza del arte autónomas que ofrezcan una alternativa a la cooptación del complejo capitalista-burocrático al joven y atemorizado artista recién salido de la Facultad o Escuela correspondiente? ¿Por qué los lazos afectivos e ideológicos que se establecen en el trayecto artivista son incapaces de madurar y transformarse para resistir el contacto con la realidad socioeconómica al día siguiente de la salida de la burbuja estudiantil (y no digamos ya, para desafiar de forma efectiva y sostenida el omnímodo dominio de la industria cultural capitalista-burocrática)?
Para finalizar este pequeño periplo sobre artivismo, creo que es también muy interesante también es la provocadora clasificación que propone el simpático jeta de Jordi Claramonte, sobre tipologías y métodos del arte político de la ultima decada en Érase una vez un lobito bueno... os pego parte de la intro, pero creo que hay que leerlo de principio a fin.Quisiera darme la oportunidad de revisar someramente la producción de arte político en la última decada quizá para poder explicarme cómo han podido las más diversas bandas de corderos maltratadores formadas –como es de todos sabido- por críticos de arte, directores de museo y periodistas especializados en general, abusar tan malamente de ese pobre lobito bueno que ha sido el arte político. Aguerrido y dentado, peludo y con rabo el arte político ha resultado ser bastante más inofensivo de lo que se pretendía. Lo que urge ver es por qué y de qué maneras ha resultado ser tan inofensivo.Y es que... hay que ver como está el patio.

http://estoydescentrado.blogspot.com/2008/04/1968-otra-vez-arte-poltico-arte-crtico.html

FILMARAN DOCUMENTAL

El cineasta mexicano Nicolás Echevarría, uno de los pioneros del documental en este país, filmará una nueva cinta testimonial sobre el movimiento estudiantil de 1968, al cumplirse, el 2 de octubre próximo, 40 años de la matanza de Tlatelolco.“Estoy organizando, junto con Sergio Raúl Arroyo, director del Memorial del 68 –exposición que actualmente se exhibe en el Centro Cultural Tlatelolco de las antiguas instalaciones de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en la ciudad de México–, un largometraje documental para conmemorar los 40 años del movimiento estudiantil”, adelantó.Echevarría fue el responsable de filmar las entrevistas para el Memorial del 68.“Realizamos piezas de video, sobre todo del movimiento estudiantil; hicimos más de 50 entrevistas; se recolectaron materiales fotográficos de video, de cine”, contó el cineasta. En dichas piezas se exhibe material inédito sobre el movimiento estudiantil, dijo.El siguiente paso, declaró, es filmar una película documental basada en la investigación de dos años que realizó para el Memorial del 68.“Lo más interesante es que (el Memorial) está abierto para que la gente vaya y aporte cosas nuevas, porque sabemos que el movimiento del 68 fue un parteaguas, no sólo en lo político, también en lo cultural”, dijo el realizador.Recuerdos de la represiónEl 2 de octubre de 1968, en vísperas de comenzar los Juegos Olímpicos en la capital mexicana, fuerzas de seguridad reprimieron de manera sangrienta una manifestación estudiantil pacífica en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco.Aunque nunca se estableció el número exacto de asesinados, según algunas organizaciones de derechos humanos y sociales murieron más de 300 estudiantes.Cuando el género del documental era despreciado en México y sólo se realizaban con alcances científicos, Nicolás Echevarría filmó documentales de todo tipo de temas, con un sentido más cinematográfico.Su película más famosa es Cabeza de Vaca (1991), largometraje de ficción basado en las crónicas de Alvar Núñez Cabeza de Vaca, español que llegó con los conquistadores, que fue tomado prisionero por los indígenas y se convirtió en aprendiz de brujo.Algunos de los documentales más recordados de Echevarría son María Sabina, mujer espíritu (1978), Teshguinada, semana santa Tarahumara (1979) y El niño Fidencio, el taumaturgo de Espinazo (1980), entre otros.“El documental va a ser cada vez más importante; con el advenimiento del video, toda esta cuestión de hacer cine en casa, algo que era imposible cuando yo empecé, ahora cada quien puede hacer su propia película, y eso va a generar más documentales”, declaró Echevarría.

http://letrasrojass.blogspot.com/2008/01/filmarn-documental-40-aos-de-la-matanza.html

El movimiento estudiantil del 68 en letras de oro, propone PRD

La fracción del PRD en la Cámara de Diputados presentará una iniciativa para inscribir en letras de oro la leyenda "Movimiento Estudiantil de 1968" en el Muro de Honor del Palacio Legislativo de San Lázaro.De acuerdo con el proyecto de decreto, se requiere revalorar dicho movimiento social y estudiantil que ocurrió en México hace 40 años y eliminar la "amnesia histórica".Los diputados federales del Partido de la Revolución Democrática, Maricela Contreras Julián y Alfonso Suárez del Real, presentarán su propuesta en la sesión ordinaria en San Lázaro que ya fue publicada en la Gaceta Parlamentaria."Nadie puede poner en duda el aporte del movimiento del 68 al proceso democrático en este país, por lo que a 40 años de recordar el 2 de octubre, proponemos que esta Legislatura contribuya a eliminar esa amnesia histórica que no es nada sana para las y los mexicanos", destaca la iniciativa.Suárez del Real confió en que todos los grupos legislativos tendrán la sensibilidad de respaldar esta iniciativa y que antes de que concluya este año, de ser posible el próximo 2 de octubre, se pueda develar dicha leyenda en el recinto de San Lázaro.El proyecto plantea que se inscriba con letras de oro en el Muro de Honor de la Cámara de Diputados la leyenda "Movimiento Estudiantil del 68".
http://codigotlatelolco.blogspot.com/2008/04/el-movimiento-estudiantil-del-68-en.html

Matanza de Tlatelolco

REPORTAJE: MAYO 68 - Crónicas de América LatinaMatanza en Tlatelolco/Elena Poniatowska
Publicado en Babelia de El País, 19/04/2008;
La corrupción y el autoritarismo desencadenaron México 68. Quienes participaron en los 146 días que duró el movimiento estudiantil jamás lo olvidarán. El 2 de octubre sobrevino la masacre. La escritora mexicana Elena Poniatowska recuerda cómo la matanza de Tlatelolco encendió la llama de futuras luchas sociales
En 1968, mientras los jóvenes del mundo entero alzaban la mano, algunos con el puño cerrado, otros haciendo la V de la victoria, en México vivíamos en un paraíso no sólo fiscal sino social. Habitábamos el mejor de los mundos posibles. No había crítica ni censura. Por eso Carlos Monsiváis pudo escribir: "En 1968, el sistema presidencialista conoce su apogeo... Todo es gobierno y casi nada oposición". Demetrio Vallejo y Valentín Campa, los dos líderes obreros contestatarios, aguardaban en la cárcel y la sociedad parecía no tener capacidad para combatir el autoritarismo. De pronto, un pleito callejero de dos pandillas, Los Araños y Los Ciudadelos, contra estudiantes hizo que estallara el movimiento de 1968 cuyas únicas armas fueron las brigadas de información, las manifestaciones y las asambleas en los dos grandes centros de estudio de nuestro país, la Universidad y el Politécnico.En 1968, los jóvenes de Europa, los de Estados Unidos, los de América Latina tenían mucho que reclamarle a la sociedad. ¿Qué mundo les legaban sus padres? ¿Qué harían al graduarse? ¿Qué les ofrecía la sociedad de consumo? ¿Qué les brindaba su país? ¿Deseaban realmente ser parte de un engranaje de producción masiva? En Europa, las perspectivas de la juventud eran desoladoras. No había trabajo para los egresados de las universidades: ¿en dónde se emplearían? El Mayo Francés de 1968 resultó aleccionador. Charles de Gaulle declaró que no entendía por qué los jóvenes seguían al líder judío alemán Daniel Cohn-Bendit, apodado Danny el Rojo, y al día siguiente los muchachos salieron a la calle repitiendo mientras marchaban: "Nous sommes tous des juifs allemands, nous sommes tous des juifs allemands".También en México, aunque solapado, se gestaba, en la Universidad y el Politécnico, un rechazo al orden establecido, al status quo, al PRI (Partido Revolucionario Institucional) y al Gobierno emanado de él. Si en Francia la falta de oportunidades fue el objetivo estudiantil, en México, los factores que detonaron las movilizaciones del 68 fueron la corrupción del poder y el autoritarismo. Los muchachos pidieron la disolución del cuerpo policiaco de los granaderos así como la de los absurdos delitos de "disolución social" y "ataques a las vías públicas" (por lo cual varios estudiantes habían caído presos en julio y agosto de 1968).Durante más de un año vivimos el fervor de los preparativos a los Juegos Olímpicos, la construcción de estadios, las villas olímpicas, la olimpiada cultural a la que asistirían los grandes poetas del mundo, entre otros, nuestro embajador en la India, Octavio Paz. ¡Deslumbraríamos al mundo entero! México era el primer país de América Latina seleccionado para los Olímpicos. Gracias a ese reconocimiento, accedíamos al primer mundo, pero los estudiantes "antipatriotas" gritaban: "No queremos olimpiadas, queremos revolución". Por su parte, los estudiantes forjaban un movimiento festivo cada vez más popular ya que 300.000 personas acudieron por primera vez desde la Revolución Mexicana a una marcha sin precedente: la manifestación del silencio.Quienes participaron en los 146 días que duró el movimiento estudiantil jamás lo olvidarán. El gran novelista José Revueltas lo llamó con mucha razón "enloquecido movimiento de pureza" y Guillermo Haro, el fundador de la astronomía moderna en México, sonreía al oír a algún estudiante gritar por un magnavoz: "UNAM, territorio libre de América". La Universidad actuó como la gran protectora de sus estudiantes, muchos de ellos se guarecieron en sus aulas y hasta durmieron en los corredores para no perderse una sola de las asambleas. Vivían los mejores días de su vida, hasta que el 2 de octubre de 1968 sobrevino la masacre. El ejército tomó la plaza y hombres vestidos de civil que llevaban un guante blanco o un pañuelo para identificarse desataron la balacera. La desbandada fue general y el fuego cerrado y el tableteo de las ametralladoras convirtieron el lugar en un infierno. Según el periódico inglés The Guardian, murieron más de trescientas personas y las que llegaron a los hospitales tenían heridas en la espalda, en los glúteos, en las piernas, porque les dispararon por detrás, mientras huían.El único movimiento estudiantil en el mundo que terminó en una matanza fue el de México, en 1968. Esta tragedia resultó un parte aguas en la vida de muchos mexicanos. 1968 fue un año que nos marcó a sangre y fuego y tuvo el don de encender la llama de futuras luchas sociales. Todavía hoy, 1968 es un punto de partida.Han pasado 40 años de la masacre del 2 octubre en Tlatelolco, pero los mexicanos no olvidamos el acontecimiento más trascendente de México en la segunda mitad del siglo XX. La frase "2 de octubre no se olvida" recuerda a una generación que luchó contra el autoritarismo y cada año convoca a una marcha que sigue exigiendo el esclarecimiento de los hechos, a pesar de haber llevado al ex presidente Echeverría al banquillo de los acusados. A 40 años del movimiento estudiantil, en México han surgido nuevos grupos que se inspiran en el 68, entre ellos el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) con su vocero, el subcomandante Marcos, quien reconoció que 1968 fue la punta de flecha de otros "enloquecidos movimientos de pureza" en nuestro país. También la resistencia civil que encabeza el ex candidato de izquierda y hoy "presidente legítimo", Andrés Manuel López Obrador, es otro resultado del 68. ¡Y no se diga la prensa de izquierda! Hoy por hoy México cuenta con una oposición, una crítica, una rebeldía que le debe todo a la lucha estudiantil de 1968. Un pueblo heroico se responsabiliza de su vida y construye su propia historia, una historia en la que la memoria sea patrimonio de todos los mexicanos.
http://fredalvarez.blogspot.com/2008/04/matanza-de-tlatelolco.html

2 de octubre: ¿quién ordenó masacrar?

Pablo Cabañas Díaz
pcabanas@correo.unam.mx


* Un informe del Departamento de Defensa de EUA da cuenta de que los disparos fueron resultado de una insubordinación militar hacia Marcelino García Barragán. Sin embargo, hasta la fecha queda sin probarse fehacientemente quién dio la orden.

Nadie sabe el número exacto de los muertos, ni siquiera los asesinos, ni siquiera el criminal.
Jaime Sabines

El Comité Nacional XXV años del 68 nombró, el 1 de septiembre de 1993, una Comisión de la Verdad integrada por 20 miembros: Mariclaire Acosta, Sergio Aguayo, Alonso Aguilar, José Agustín, René Avilés Fabila, Bernardo Bátiz, Fernando Carmona, Jorge G. Castañeda, Felipe Ehrenberg, Luis Javier Garrido, Miguel Ángel Granados Chapa, Hernán Lara Zavala, Froylán López Narváez, Sara Lovera, Lorenzo Meyer, Carlos Monsiváis, Carlos Montemayor, Héctor Ortega, Elena Poniatowska y Eraclio Zepeda.
El comité recomendó investigar el deslinde final de responsabilidades, esclarecer las versiones de que tuvo su origen en una conspiración; aclarar la génesis y el desarrollo de la matanza del 2 de octubre; resolver las contradictorias informaciones sobre el número de muertos y heridos y juzgar la validez de los procesos penales con los que culminó la represión.
Tras la instalación de la Comisión de la Verdad , los miembros, investigadores, intelectuales y participantes en el movimiento, hicieron declaraciones a la revista Proceso en las que definían a un tiempo el pesimismo en cuanto a la apertura de los archivos, pero siempre vislumbrando una mínima posibilidad y comprometiendo la transición a la democracia como argumento (la transparencia como voluntad para la transición a la democracia).
El 27 de septiembre de 1993, Proceso publicó cartas recibidas y enviadas por Gustavo Díaz Ordaz (sin precisar su fuente). En medio de la reproducción y del comentario de los archivos se refería a la documentación que ellos consideraban relevante para conocer las disposiciones oficiales con respecto al movimiento estudiantil de 1968. Gran parte de los documentos sobre la administración del presidente Díaz Ordaz (1964-1970) se encuentran en mil 259 cajas de cartón —miden 20 x 42 x 28 centímetros—, guardadas en el Archivo General de la Nación (AGN).
Seguir la pista de lo que aconteció en 1968 es sumamente difícil, pues su contenido –cartas, oficios, manuscritos, telegramas, fichas, folletos, recortes y fotografías– no está clasificado. A la fecha, sólo Proceso ha mostrado documentos desclasificados por el gobierno estadunidense que –con sus correspondientes tachaduras– sólo han aportado historias colaterales a los acontecimientos.
En 1993, tras la instalación de la Comisión de la Verdad , los miembros, investigadores, intelectuales y participantes en el movimiento, hicieron declaraciones a Proceso en las que definían a un tiempo el pesimismo en cuanto a la apertura de los archivos, pero siempre vislumbrando una mínima posibilidad pero ni en México ni en el extranjero obtuvieron algún documento relevante sobre el movimiento estudiantil de 1968.
Cinco años después, el 15 de febrero de 1998, en una entrevista a Reforma, los integrantes de la dispersa comisión dieron cuenta de las dificultades que padecieron. Lorenzo Meyer aseguró: "Nos reuníamos en la librería de El Juglar. Cada quien tenía que trabajar, por lo que la investigación la hicimos en nuestros ratos libres. Redactamos una petición para diversas instancias del gobierno federal —como las secretarías de Gobernación y de la Defensa Nacional —, del gobierno de la ciudad de México, a la Cruz Roja y a individuos, entre ellos a Luis Echeverría, para tener acceso a sus archivos. Nadie, absolutamente nadie, tuvo la decencia de responder".
La Secretaría de Gobernación respondió que "para México el plazo de apertura de archivos es de treinta años". El año de 1998, se convirtió entonces en la fecha prometida, en el umbral de la verdad, en un plazo inaplazable. El secretario de Gobernación, Patrocinio González Garrido, se explayó: "los archivos oficiales existentes son información que se sujeta a los criterios de la reglamentación internacional de reserva por treinta años a partir de la fecha de los hechos, que esta práctica ha prevalecido en el Archivo General de la Nación y por ello en su oportunidad, al vencer el plazo, serán puestos a disposición del público en general". La entonces directora general del AGN, Leonor Ortiz Monasterio, declaró que esa era "una norma interna".
El 2 de octubre de 1997, la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad la integración de una Comisión Especial formada por dos legisladores de cada fracción parlamentaria para requerir a las autoridades correspondientes archivos e información sobre los hechos del 2 de octubre de 1968 en Tlateloco.
El 3 de febrero de 1998, Luis Echeverría se reunió en su casa con los diputados de la comisión, sin que se completara el quórum necesario para que ésta se instalara, y se limitó a deslindarse de los hechos. Para el 22 de diciembre de 1997, la comisión ya había establecido un programa de trabajo que incluía reuniones con funcionarios de la Presidencia , Gobernación, las procuradurías, el Gobierno del DF, la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), el Pentágono, autoridades cubanas y el KGB (Comité para la Seguridad del Estado, de la Unión Soviética ), con el fin de solicitarles los archivos correspondientes.
El 1 de febrero de 1998, antes de que la comisión obtuviera oficialmente documentos, comenzaron las filtraciones. Reforma dio a conocer, unos días antes de la comparecencia de Echeverría ante los diputados y los medios de comunicación, el contenido de un documento "revisado por analistas de la Sección Segunda de Inteligencia de la Secretaría de la Defensa Nacional ". El presunto "análisis" caía por su propio peso y mostraba la fragilidad o la obviedad de la información que se podía obtener por medio de la mayoría de los documentos. El documento señala a Horacio Flores de la Peña como un contacto entre líderes del movimiento como Heberto Castillo, Víctor Flores Olea, Fernando Solana y Eli de Gortari con Echeverría. El diario no se detiene a informar o comentar sobre la efectividad de estos presuntos contactos.
Las partes del documento citadas por el periódico nos dicen más del anticomunismo de quien lo elaboró que de lo que sucedió. Dice: "El proceder del secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez, era otro. Ocultó a todo el mundo, y muy especialmente al presidente Gustavo Díaz Ordaz, su mística comunistoide, actuando en forma servil, engaño que a los ojos de su jefe dio la apariencia de ser una persona leal y de que continuaría la forma de su gobierno".
El 4 de febrero de 1998, Reforma comentó cinco documentos de los archivos de Estados Unidos que demostrarían que Díaz Ordaz decidió utilizar la fuerza en agosto de 1968. Estos documentos dicen más de las opiniones, consideraciones y formas de trabajo de quienes los elaboraron que de lo que realmente sucedió. Ese día se publicó en Excélsior una amplia entrevista con Patricia Galeana, directora general del AGN, quien hizo dos importantes afirmaciones: la posibilidad de que alguien, por motivos de intimidad, una vez superados los motivos de seguridad del Estado, impidiera la revisión de los archivos del 68, y la improbabilidad de que exista en ellos una orden explícita de disparar sobre los asistentes a la manifestación. "El 5 de febrero de 1998, Raúl Álvarez Garín declaró "El punto es abrir los archivos ¡de México!: no los del KGB o la CIA , sino los internos. Es más importante conocer en detalle el plan operativo de la Secretaría de la Defensa Nacional durante el movimiento estudiantil que los chismes de la embajada estadunidense o si estaban peleándose los generales".
Al día siguiente, el general Miguel Ángel Godínez Bravo reafirmó la disposición del Ejército para mostrar sus archivos, pero aclaró: "por qué se habla de eso, de los archivos, pero nadie se ha acercado a la Sedena para decir: queremos que la comisión fulana vea los archivos".
El 1 de marzo de 1998, Reforma aseveró: "Documentos del Archivo General de la Nación comprueban que el extitular de la extinta Dirección Federal de Seguridad, Fernando Gutiérrez Barrios, realizó durante el movimiento estudiantil de 1968 labores de espionaje en contra de dirigentes universitarios y líderes obreros y sociales". El legajo mezcla la detención de Fidel Castro en México con información sobre Heberto Castillo y sus relaciones y las del Movimiento de Liberación Nacional y Cuba, y la especial paranoia contra los trotskistas, incluyendo una relación de ellos. De nuevo se nos confirma que estos documentos dicen más de quien los elabora que de lo que sucedió.
El 13 de abril de 1998, sucedió otra filtración. Milenio Semanal publicó un memorando del supuesto acuerdo que habría tenido Luis Echeverría con Díaz Ordaz el 2 de octubre de 1968 y fragmentos de cartas, así como descripciones de mapas, para demostrar que la intervención del Ejército fue solicitada por Echeverría, "de acuerdo con documentos oficiales en poder de la Comisión de la Cámara de Diputados que investiga los hechos ocurridos en ese año".
Una vez terminada la clasificación, los diputados restringieron su acceso, incluso entre colegas, según el diputado perredista Armando López Moreno. Para el 19 de abril la desesperación de las comisiones se tradujo en un intercambio epistolar. La comisión llegó a un punto crítico cuando, por medio del subsecretario de Gobierno, la Secretaría de Gobernación desconoció a la Comisión Investigadora. Entre el 7 y el 9 de abril recurrieron a Gobernación para que se les entregaran los archivos de la Sedena. Los ánimos valentones de los diputados para ver de a cómo les tocaba o retar al presidente a telefonearlos cedieron y se acordó que sería la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales la encargada de solicitar la información.
El 2 de octubre de 1993, la Comisión de la Verdad se desintegraría y presentaría sus conclusiones. El texto es el siguiente: "Mientras instituciones estadunidenses como la Biblioteca del Departamento de Estado, en Washington, informaron que permitirían (...) mostrar sus archivos, ninguna de las nueve dependencias mexicanas ha respondido a la misma solicitud, entre ellas la Secretaría de Gobernación, la Procuraduría General de la República , la Secretaría de la Defensa Nacional y el Departamento del Distrito Federal". Más adelante se aclaró que el material de la Biblioteca del Departamento de Estado consistía en informes elaborados en la embajada en México de Estados Unidos. De nuevo, los comisionados retaron al gobierno para la apertura de los archivos. A la fecha, y muy poco a poco, sólo la revista Proceso ha mostrado documentos desclasificados por el gobierno estadunidense que –con sus correspondientes tachaduras– sólo han aportado historias colaterales a los acontecimientos".
En el exhaustivo análisis que hemos realizado sobre estos textos a lo largo de dos años, podemos concluir que el movimiento estudiantil de 1968 fue considerado por los analistas de inteligencia y políticos estadunidenses como un aviso de que la estabilidad ya era algo sobrepasado. Los textos ofrecen una visión distinta a la versión del gobierno mexicano. El efecto del movimiento estudiantil, como mínimo, es haber intensificado el autoexamen ya en proceso entre los líderes políticos de la nación, indicó un reporte especial agregado al sumario semanal de la CIA del 17 de enero de 1969.
En por lo menos una veintena de textos secretos hasta su desclasificación, la CIA , la Agencia de Inteligencia de la Defensa , la Embajada estadunidense en México y la Oficina Federal de Investigaciones descartaron la intervención de organismos de inteligencia extranjeros en el movimiento, que en su opinión fue resultado más de cuestiones políticas internas que de agitación externa, como alegó el gobierno mexicano de entonces.
Una de las hipótesis centrales sobre el 68 se ubica en el contexto de una pugna al interior de la Sedena. El entonces secretario, general Marcelino García Barragán, suplió a su jefe de Estado Mayor, general Mario Ballesteros Prieto, porque con el jefe del Estado Mayor Presidencial, general Luis Gutiérrez Oropeza, deliberadamente cambiaron sus órdenes respecto de la acción del Ejército en la plaza de Tlatelolco.
De acuerdo con un memorando confidencial de principios de 1969, el general García Barragán había instruido a Ballesteros de enviar tropas para rodear la Plaza de las Tres Culturas y observar lo que pasaba y prevenir que las manifestaciones estudiantiles se extendieran a otras partes de la ciudad. El mismo documento señala que una persona, cuyo nombre fue borrado, expresó categóricamente que el avance del Batallón de Paracaidistas a la plaza, que resultó en una violenta confrontación con los estudiantes, no fue parte de la actividad militar planeada.
Esta hipótesis se robustece con un informe del Departamento de Defensa de Estados Unidos que da cuenta de que los disparos fueron resultado de una insubordinación militar hacia García Barragán. Las órdenes del general secretario fueron desobedecidas por sus subalternos el 2 de octubre de 1968, establece el documento desclasificado del Departamento de Defensa de Estados Unidos. Este informe confidencial, fechado el 24 de marzo de 1969, y hecho público por Kate Doyle, analista del Archivo de Seguridad Nacional estadunidense, coincide con la versión que el propio García Barragán consignó por escrito antes de morir y que se reveló en el libro Parte de guerra de Julio Scherer y Carlos Monsiváis.
Ahí, García Barragán señaló a Gutiérrez Oropeza como el responsable confeso de enviar militares armados con metralletas para disparar desde el edificio Chihuahua de Tlatelolco sobre la multitud de estudiantes, algo que el jalisciense no había dispuesto. "Mario Ballesteros Prieto y Luis Gutiérrez Oropeza habían caído de la gracia de Marcelino García Barragán", se lee en el reporte del Departamento de Defensa estadunidense, "(el informante) declaró que la razón por la que el general Ballesteros fue relevado de jefe del Estado Mayor fue que él, junto con Gutiérrez, habían estado ya sea dando contraórdenes o fallando en interpretar correctamente las órdenes del general García Barragán. Además, ambos generales (Gutiérrez Oropeza y Ballesteros Prieto) habían hecho cambios personales sin aclararlos con el secretario de la Defensa. (El informante) también declaró que el general Gutiérrez no ocupará más su posición usual directamente detrás del Presidente (Gustavo Díaz Ordaz) en las funciones oficiales".
Las "contraórdenes" de Gutiérrez Oropeza y Ballesteros Prieto a las que se refiere la fuente del Departamento de Defensa –cuya identidad aún se mantiene en resguardo– son el desacato deliberado de mantener a las tropas fuera de Tlatelolco, pues las instrucciones de García Barragán eran que los soldados únicamente vigilaran a los manifestantes y los rodearan para evitar su dispersión. "El avance del Batallón de Paracaidistas a la plaza, que terminó en una violenta confrontación con los estudiantes, no fue parte de la actividad militar planeada", agrega el informe estadunidense.
El general Luis Gutiérrez Oropeza, quien fue uno de los protagonistas en la matanza del 2 de Octubre de 1968, falleció el 22 de marzo de 2007 .Quien esto escribe, varias veces buscó entrevistarse con él pero todas las peticiones fueron negadas. Escribió dos libros Gustavo Díaz Ordaz. El hombre. El político. El gobernante (marzo de 1986) y La realidad de los acontecimientos de 1968 (abril de 1996), que constituyen la auténtica versión ''desde adentro" del sector más duro del gobierno de Díaz Ordaz. Al general también se le vinculó como operador del grupo paramilitar Los Halcones, quienes participaron en los hechos violentos del Jueves de Corpus en 1971.
De 1968 a 2008 se ha publicado un incuantificable número de artículos, ensayos, libros, entrevistas, declaraciones, sobre las causas del 68 mexicano. Sin embargo, hasta la fecha queda sin probarse fehacientemente quién dio la orden por la que emanó la matanza del 2 de octubre.

Matanza en Tlatelolco

La corrupción y el autoritarismo desencadenaron México 68. Quienes participaron en los 146 días que duró el movimiento estudiantil jamás lo olvidarán. El 2 de octubre sobrevino la masacre. La escritora mexicana Elena Poniatowska recuerda cómo la matanza de Tlatelolco encendió la llama de futuras luchas sociales
En 1968, mientras los jóvenes del mundo entero alzaban la mano, algunos con el puño cerrado, otros haciendo la V de la victoria, en México vivíamos en un paraíso no sólo fiscal sino social. Habitábamos el mejor de los mundos posibles. No había crítica ni censura. Por eso Carlos Monsiváis pudo escribir: "En 1968, el sistema presidencialista conoce su apogeo... Todo es gobierno y casi nada oposición". Demetrio Vallejo y Valentín Campa, los dos líderes obreros contestatarios, aguardaban en la cárcel y la sociedad parecía no tener capacidad para combatir el autoritarismo. De pronto, un pleito callejero de dos pandillas, Los Araños y Los Ciudadelos, contra estudiantes hizo que estallara el movimiento de 1968 cuyas únicas armas fueron las brigadas de información, las manifestaciones y las asambleas en los dos grandes centros de estudio de nuestro país, la Universidad y el Politécnico.
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En 1968, los jóvenes de Europa, los de Estados Unidos, los de América Latina tenían mucho que reclamarle a la sociedad. ¿Qué mundo les legaban sus padres? ¿Qué harían al graduarse? ¿Qué les ofrecía la sociedad de consumo? ¿Qué les brindaba su país? ¿Deseaban realmente ser parte de un engranaje de producción masiva? En Europa, las perspectivas de la juventud eran desoladoras. No había trabajo para los egresados de las universidades: ¿en dónde se emplearían? El Mayo Francés de 1968 resultó aleccionador. Charles de Gaulle declaró que no entendía por qué los jóvenes seguían al líder judío alemán Daniel Cohn-Bendit, apodado Danny el Rojo, y al día siguiente los muchachos salieron a la calle repitiendo mientras marchaban: "Nous sommes tous des juifs allemands, nous sommes tous des juifs allemands".
También en México, aunque solapado, se gestaba, en la Universidad y el Politécnico, un rechazo al orden establecido, al status quo, al PRI (Partido Revolucionario Institucional) y al Gobierno emanado de él. Si en Francia la falta de oportunidades fue el objetivo estudiantil, en México, los factores que detonaron las movilizaciones del 68 fueron la corrupción del poder y el autoritarismo. Los muchachos pidieron la disolución del cuerpo policiaco de los granaderos así como la de los absurdos delitos de "disolución social" y "ataques a las vías públicas" (por lo cual varios estudiantes habían caído presos en julio y agosto de 1968).
Durante más de un año vivimos el fervor de los preparativos a los Juegos Olímpicos, la construcción de estadios, las villas olímpicas, la olimpiada cultural a la que asistirían los grandes poetas del mundo, entre otros, nuestro embajador en la India, Octavio Paz. ¡Deslumbraríamos al mundo entero! México era el primer país de América Latina seleccionado para los Olímpicos. Gracias a ese reconocimiento, accedíamos al primer mundo, pero los estudiantes "antipatriotas" gritaban: "No queremos olimpiadas, queremos revolución". Por su parte, los estudiantes forjaban un movimiento festivo cada vez más popular ya que 300.000 personas acudieron por primera vez desde la Revolución Mexicana a una marcha sin precedente: la manifestación del silencio.
Quienes participaron en los 146 días que duró el movimiento estudiantil jamás lo olvidarán. El gran novelista José Revueltas lo llamó con mucha razón "enloquecido movimiento de pureza" y Guillermo Haro, el fundador de la astronomía moderna en México, sonreía al oír a algún estudiante gritar por un magnavoz: "UNAM, territorio libre de América". La Universidad actuó como la gran protectora de sus estudiantes, muchos de ellos se guarecieron en sus aulas y hasta durmieron en los corredores para no perderse una sola de las asambleas. Vivían los mejores días de su vida, hasta que el 2 de octubre de 1968 sobrevino la masacre. El ejército tomó la plaza y hombres vestidos de civil que llevaban un guante blanco o un pañuelo para identificarse desataron la balacera. La desbandada fue general y el fuego cerrado y el tableteo de las ametralladoras convirtieron el lugar en un infierno. Según el periódico inglés The Guardian, murieron más de trescientas personas y las que llegaron a los hospitales tenían heridas en la espalda, en los glúteos, en las piernas, porque les dispararon por detrás, mientras huían.
El único movimiento estudiantil en el mundo que terminó en una matanza fue el de México, en 1968. Esta tragedia resultó un parte aguas en la vida de muchos mexicanos. 1968 fue un año que nos marcó a sangre y fuego y tuvo el don de encender la llama de futuras luchas sociales. Todavía hoy, 1968 es un punto de partida.
Han pasado 40 años de la masacre del 2 octubre en Tlatelolco, pero los mexicanos no olvidamos el acontecimiento más trascendente de México en la segunda mitad del siglo XX. La frase "2 de octubre no se olvida" recuerda a una generación que luchó contra el autoritarismo y cada año convoca a una marcha que sigue exigiendo el esclarecimiento de los hechos, a pesar de haber llevado al ex presidente Echeverría al banquillo de los acusados. A 40 años del movimiento estudiantil, en México han surgido nuevos grupos que se inspiran en el 68, entre ellos el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) con su vocero, el subcomandante Marcos, quien reconoció que 1968 fue la punta de flecha de otros "enloquecidos movimientos de pureza" en nuestro país. También la resistencia civil que encabeza el ex candidato de izquierda y hoy "presidente legítimo", Andrés Manuel López Obrador, es otro resultado del 68. ¡Y no se diga la prensa de izquierda! Hoy por hoy México cuenta con una oposición, una crítica, una rebeldía que le debe todo a la lucha estudiantil de 1968. Un pueblo heroico se responsabiliza de su vida y construye su propia historia, una historia en la que la memoria sea patrimonio de todos los mexicanos. -
Elena Poniatowska (París, Francia, 1932) es autora de La noche de Tlatelolco: Testimonios de historia oral, De noche vienes, Fuente es el silencio, El tren pasa primero y La piel del cielo.


http://www.elpais.com/articulo/semana/Matanza/Tlatelolco/elpepuculbab/20080419elpbabese_16/Tes

Matanza en Tlatelolco

La corrupción y el autoritarismo desencadenaron México 68. Quienes participaron en los 146 días que duró el movimiento estudiantil jamás lo olvidarán. El 2 de octubre sobrevino la masacre. La escritora mexicana Elena Poniatowska recuerda cómo la matanza de Tlatelolco encendió la llama de futuras luchas sociales
En 1968, mientras los jóvenes del mundo entero alzaban la mano, algunos con el puño cerrado, otros haciendo la V de la victoria, en México vivíamos en un paraíso no sólo fiscal sino social. Habitábamos el mejor de los mundos posibles. No había crítica ni censura. Por eso Carlos Monsiváis pudo escribir: "En 1968, el sistema presidencialista conoce su apogeo... Todo es gobierno y casi nada oposición". Demetrio Vallejo y Valentín Campa, los dos líderes obreros contestatarios, aguardaban en la cárcel y la sociedad parecía no tener capacidad para combatir el autoritarismo. De pronto, un pleito callejero de dos pandillas, Los Araños y Los Ciudadelos, contra estudiantes hizo que estallara el movimiento de 1968 cuyas únicas armas fueron las brigadas de información, las manifestaciones y las asambleas en los dos grandes centros de estudio de nuestro país, la Universidad y el Politécnico.
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En 1968, los jóvenes de Europa, los de Estados Unidos, los de América Latina tenían mucho que reclamarle a la sociedad. ¿Qué mundo les legaban sus padres? ¿Qué harían al graduarse? ¿Qué les ofrecía la sociedad de consumo? ¿Qué les brindaba su país? ¿Deseaban realmente ser parte de un engranaje de producción masiva? En Europa, las perspectivas de la juventud eran desoladoras. No había trabajo para los egresados de las universidades: ¿en dónde se emplearían? El Mayo Francés de 1968 resultó aleccionador. Charles de Gaulle declaró que no entendía por qué los jóvenes seguían al líder judío alemán Daniel Cohn-Bendit, apodado Danny el Rojo, y al día siguiente los muchachos salieron a la calle repitiendo mientras marchaban: "Nous sommes tous des juifs allemands, nous sommes tous des juifs allemands".
También en México, aunque solapado, se gestaba, en la Universidad y el Politécnico, un rechazo al orden establecido, al status quo, al PRI (Partido Revolucionario Institucional) y al Gobierno emanado de él. Si en Francia la falta de oportunidades fue el objetivo estudiantil, en México, los factores que detonaron las movilizaciones del 68 fueron la corrupción del poder y el autoritarismo. Los muchachos pidieron la disolución del cuerpo policiaco de los granaderos así como la de los absurdos delitos de "disolución social" y "ataques a las vías públicas" (por lo cual varios estudiantes habían caído presos en julio y agosto de 1968).
Durante más de un año vivimos el fervor de los preparativos a los Juegos Olímpicos, la construcción de estadios, las villas olímpicas, la olimpiada cultural a la que asistirían los grandes poetas del mundo, entre otros, nuestro embajador en la India, Octavio Paz. ¡Deslumbraríamos al mundo entero! México era el primer país de América Latina seleccionado para los Olímpicos. Gracias a ese reconocimiento, accedíamos al primer mundo, pero los estudiantes "antipatriotas" gritaban: "No queremos olimpiadas, queremos revolución". Por su parte, los estudiantes forjaban un movimiento festivo cada vez más popular ya que 300.000 personas acudieron por primera vez desde la Revolución Mexicana a una marcha sin precedente: la manifestación del silencio.
Quienes participaron en los 146 días que duró el movimiento estudiantil jamás lo olvidarán. El gran novelista José Revueltas lo llamó con mucha razón "enloquecido movimiento de pureza" y Guillermo Haro, el fundador de la astronomía moderna en México, sonreía al oír a algún estudiante gritar por un magnavoz: "UNAM, territorio libre de América". La Universidad actuó como la gran protectora de sus estudiantes, muchos de ellos se guarecieron en sus aulas y hasta durmieron en los corredores para no perderse una sola de las asambleas. Vivían los mejores días de su vida, hasta que el 2 de octubre de 1968 sobrevino la masacre. El ejército tomó la plaza y hombres vestidos de civil que llevaban un guante blanco o un pañuelo para identificarse desataron la balacera. La desbandada fue general y el fuego cerrado y el tableteo de las ametralladoras convirtieron el lugar en un infierno. Según el periódico inglés The Guardian, murieron más de trescientas personas y las que llegaron a los hospitales tenían heridas en la espalda, en los glúteos, en las piernas, porque les dispararon por detrás, mientras huían.
El único movimiento estudiantil en el mundo que terminó en una matanza fue el de México, en 1968. Esta tragedia resultó un parte aguas en la vida de muchos mexicanos. 1968 fue un año que nos marcó a sangre y fuego y tuvo el don de encender la llama de futuras luchas sociales. Todavía hoy, 1968 es un punto de partida.
Han pasado 40 años de la masacre del 2 octubre en Tlatelolco, pero los mexicanos no olvidamos el acontecimiento más trascendente de México en la segunda mitad del siglo XX. La frase "2 de octubre no se olvida" recuerda a una generación que luchó contra el autoritarismo y cada año convoca a una marcha que sigue exigiendo el esclarecimiento de los hechos, a pesar de haber llevado al ex presidente Echeverría al banquillo de los acusados. A 40 años del movimiento estudiantil, en México han surgido nuevos grupos que se inspiran en el 68, entre ellos el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) con su vocero, el subcomandante Marcos, quien reconoció que 1968 fue la punta de flecha de otros "enloquecidos movimientos de pureza" en nuestro país. También la resistencia civil que encabeza el ex candidato de izquierda y hoy "presidente legítimo", Andrés Manuel López Obrador, es otro resultado del 68. ¡Y no se diga la prensa de izquierda! Hoy por hoy México cuenta con una oposición, una crítica, una rebeldía que le debe todo a la lucha estudiantil de 1968. Un pueblo heroico se responsabiliza de su vida y construye su propia historia, una historia en la que la memoria sea patrimonio de todos los mexicanos. -
Elena Poniatowska (París, Francia, 1932) es autora de La noche de Tlatelolco: Testimonios de historia oral, De noche vienes, Fuente es el silencio, El tren pasa primero y La piel del cielo.

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Anarquismo y movimiento punk en méxico

Después del movimiento estudiantil de 1968, ha surgido entre la juventud universitaria mexicana un vivo interés por las ideas anarquistas que ha dado origen a la formación de varios grupos que desarrollan una excelente labor, sobre todo en los medios estudiantiles.En estas actividades desarrolladas por el anarquismo en el suelo mexicano merece una menciono especial el Grupo Tierra y Libertad. Este grupo se constituyó a la llegada de los anarquistas españoles exiliados como consecuencia de la guerra de 1936-1939; en el se aglutinaron la mayoría de los militantes españoles, algunos compañeros mexicanos y de otras nacionalidades. En los primeros tiempos fue un grupo numeroso, pero después se fue reduciendo hasta contar con diez miembros (1983). El grupo publicado una buena cantidad de libros y folletos, paralelamente existen otros grupos que actúan y realizan labor de propaganda como Antorcha, así como la Biblioteca social Reconstruir, así como las actividades de los grupos anarco-Punk, y la influencia del EZLN.A finales de los años setenta surge un boom musical llamado PUNK, el cual es comercializado en a través de los SEX PISTOLS en Inglaterra y de ahí es exportado en todo el mundo, el cual se pinta por los medios de comunicación como gente que se pinta el pelo o viste de negro o con pantalones rotos los cuales se dedican a estar bebiendo vino o cerveza o drogándose los cuales roban, asaltan, matan en fin son la escoria de la sociedad, pero cual es la realidad, si hay gente que tomó o se droga son las que lo toman como una moda o un pasatiempo, pero ha habido gente que se opone a esto y no son gente sin cerebro y sin consciencia sino por el contrario.Al contrario de los hippies, rapers, skins, heavies, darks, etc. El Punk siempre tuvo la preocupación muy fuerte en no caer en la mediatización y de esa forma perder el carácter de rebelde. L@s Punks dejaron atrás la critica superficial de "Jode al sistema" y tomaron una postura mas politizada, basada en las ideas anarquistas de solidaridad, apoyo mutuo, autogestión, ateismo y libertad, haciendo de la lucha anarquista un propio estilo de vida, negando por completo al sistema... De ahí surgieran l@s anarcopunksA México llego el Punk como una moda de los jóvenes burgueses, los cuales se pintaban el pelo por moda y tocaban en la zona Rosa así como en lugares exclusivos, pero poco a poco fue introduciendo en las colonias marginadas en donde tomo mas fuerza y su verdadera esencia, en el D.F. surgió un "movimiento" mas burgués, pero al norte se fue radicalizando por la influencia de los E.U. y éste a su vez con las influencias europeas, con "Solución Mortal", "Juventudes Conscientes" y algunos grupos organizados en los 70 - 80.Pero, ¿qué influencia o que tiene que ver el anarquismo con el punk? A principios de los 80 surgen los primeros grupos de anarko-Punk el cual toman la agresividad musical o melódica y lo combinan con letras anarquistas, las cuales salen de las gentes pobres o marginadas, las cuales traen sus repercusiones aquí a México.Después surge un estilo de música más agresiva y más rápida, llamada HARD CORE, donde hay mayor influencia anarquista, la cual tiene gran impacto y se expande a través de toda la república, a la vez estas personas forman grupos autónomos o colectivos en los cuales se reúnen a intercambiar información o de realizar publicaciones tipo periódicos, denominadas "zines" o fanzines, los cuales tienen información de los hechos sucedidos a nivel local o regional o de información de la cultura punk o hard core o anarquistas, muchos de estos grupos o de sus personas se declaran abiertamente anarquistas, otros feministas o autónomos, pero todo están de acuerdo con la supresión del gobierno. Estos grupos formados por un numero indeterminados de individuos se multiplican en toda la republica y en Guadalajara yo tengo conocimiento de tres.A partir de este año (1997) se llego al acuerdo de formar una red de estos grupos autónomos o anarquistas, también denominados anti-fascistas, que se llama Red de Información de Voces Autónomas Libertarias (RIVAL), la cual abarca Monterrey, Sinaloa, Jalisco, Edo de México, D.F, Querétaro, Oaxaca, Cuernavaca, entre otros, por lo cual en su mayoría los jóvenes están tomando consciencia de la situación político social y económica de cada entidad y de la ideología anarquista, así tomando acciones en contra del sistema establecido y formando grupos o asociaciones marginales que retoman la ideología anarquista, también se encuentra la Biblioteca Social Reconstruir en la cuidad de México, como grupos o colectivos, por ejemplo Juventud Autónoma Revolucionaria, Amor y Rabia, Punks Libertarios, Molacara, Sharp, entre otros.Breve recorrido por la historia del punk rock mexicanoCuando en México llega de forma estrepitosa la información de lo que ocurría musicalmente en Inglaterra con bandas como SEX PISTOLS y THE CLASH, en el D.F. surgen algunos grupos que se auto-denominaron punks por el año de 1978. Estos grupos fueron SIZE, SALIDA FALSA y DANGEROUS RYTHIM, los cuáles cantaban en inglés por lo que sus letras eran hasta cierto punto incomprensibles para los jóvenes marginados. Por otro lado nunca llegaron a transmitir el verdadero motivo de protesta e inconformidad como esencia del movimiento punk, ya que les era imposible entender las consecuencias de la marginalidad cuando ellos provenían de la clase media.Ritmo peligroso "Dangerous Rhythm" ( aun en activo )Durante estos años comienza la llegada a México de material punk subterráneo que se estaba creando en los Estados Unidos. Grupos como NEW YORK DOLLS, DEAD KENNEDYS Y RAMONES serían las influencias más directas entre los jóvenes mexicanos para proponerse ellos mismos la información de grupos abanderados por la corriente punk. En este momento es cuando a principios de la década de los 80’s la banda escucha a los primeros grupos punk mexicanos, cuyos integrantes eran gente de las propias bandas marginadas y por lo mismo había una gran empatía.rebel d'punk 1980 ( aun en activo )Surgen en esta época grupos como el REBEL D’PUNK, SÍNDROME, YAPS, etc. La mayor parte de su material serían covers de otras bandas inglesas y americanas que con las letras intrascendentes adaptadas al español dejan mucho que desear. Podríamos decir que eran grupos de música punk al estilo de los 70´s , que a pesar de estar formados por jóvenes marginados, tampoco supieron entender la verdadera esencia del punk, reduciéndola a una simple pose como se vería más tarde. De cualquier forma su importancia radica en la influencia que de alguna manera ejercieron en los jóvenes de esta época al llevar la música a las zonas marginadas del D.F.Para entonces el flujo de información sobre el movimiento punk a nivel internacional era cada vez mayor. Es entonces cuando surge el tianguis del Chopo como un lugar de encuentro entre jóvenes de todas partes de la ciudad y se reúnen en dicho lugar para intercambiar información, discos, cintas, fanzines ,etc. Se empieza a hablar de CRASS, ANARQUÍA y se comienzan a gestar bandas con una mejor idea de lo que es el punk, su esencia adaptándola a la realidad que se está viviendo en epoca colectibaespecimen 1987 ( aun en activo )Por estas fechas (85-87) es ya muy común ver por las calles de la ciudad a jóvenes con los pelos de colores y erizados, con ropas parchadas, botas industriales. El punk se ha extendido y sigue creciendo. Proliferan por doquier grupos como HC/PUNK que sólo duran 2 ó 3 presentaciones. Aparecen nuevos colectivos ( cambio radical, fuerza positiva, chaps, etc.) y nuevos fanzines como C.C.R.F.P., brigada subversiva entre muchos otros.Empiezan los primeros intentos por crear un verdadero movimiento punk, con punks que buscan organizarse bajo diversos colectivos para luchar contra el opresor. Se empiezan a realizar diversas actividades promovidas por estos colectivos como marchas, conferencias, tocadas, etc. Nacen nuevos grupos que vienen a reemplazar a los anteriores: MASACRE 68, DECADENCIA, ATÓXXXICO. El punk se comienza a extender hacia varios estados del país, los cuáles poco a poco comienzan a crear escenas propias. A pesar de los intentos de organización, no es en esta etapa donde logra consolidarse el movimiento.masacre 68 1988 ( aun en activo"OJO" Recuerda que todo lo posteado aquí solo es un backup, si el material es de tu agrado compra el original o borralo para evitar pedos ;Q°EL CRÉDITO ES "A QUIEN CORRESPONDA"
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lunes, 21 de abril de 2008

Principio. 1968-1988: años de rebeldía

Gilberto López y RivasEl Correo del Sur, Suplemento cultural de La Jornada, MorelosFrancisco Pérez Arce escribe un libro apasionante y apasionado sobre dos décadas cruciales en la historia contemporánea de nuestro país que van desde el movimiento estudiantil popular de 1968, a la insurgencia cívica de 1988.Se adentra en una narración-testimonio-análisis-caracterización del movimiento estudiantil del 68 al 71; recorre la insurgencia obrera-sindical-magisterial; examina las guerrillas del 65 al 78, con sus secuelas de guerra sucia; explora el terremoto del 85 y el movimiento urbano popular de esos años y culmina con un breve epilogo en torno a la rebelión cívica del 88.Es un libro bien escrito y documentado, que guarda rigor académico y una explicita posición política, lo cual demuestra que el compromiso hacía la izquierda no esta reñido con la excelencia que tanto alaban los neoliberales productivistas. El trabajo indica también que es posible hacer historia de procesos sociopolíticos recientes en los que muchos de los eventuales lectores estuvieron inmersos, y salir airoso de semejante reto.La tesis rectora de la obra es que estos veinte años fueron el principio del final de un régimen, que fue derrotado culturalmente por una sociedad que salía de su letargo. Siendo cinco años menos joven que Pérez Arce y sin caer en un centrismo generacional, difiero de esta apreciación, pues, como el propio autor señala, los acontecimientos previos que tienen lugar 10 años antes –movimientos ferrocarrilero, magisterial, telegrafista y jaramillista, el navismo en San Luís Potosí, y yo añadiría un importantísimo factor externo que se menciona en el texto, pero tal vez no con el suficiente énfasis: el triunfo de la revolución cubana-- resultan fundamentales para explicar y comprender la caída de ese régimen de despotismo presidencialista autoritario. Scherer lo afirma de esta manera refiriéndose al corporativismo presidencialista: “Es posible que el huevo de la serpiente que tanto hemos visto crecer desde entonces haya sido incubado en el periodo del presidente López Mateos.”La década de los sesenta es una fragua de acciones, debates, acontecimientos, que ponen en el centro la posibilidad real de la revolución social: recordemos que en estos años la comprensión errónea del Movimiento 26 de Julio y la revolución cubana deriva en un foquismo esquemático que tiene amplias repercusiones y culminan con el apresamiento y posterior asesinato de Ernesto Che Guevara en Bolivia. El subcontinente latinoamericano es un espacio de movimientos guerrilleros, o de grupos armados en preparación, a los que no escapa México. La discusión sobre el reformismo de los partidos comunistas tradicionales se subsana en muchos sitios con la formación de grupúsculos clandestinos que tenían como meta la acción armadaEsta experiencia generacional diferente, me hace observar la primera parte del libro desde otra perspectiva. Algunos de nosotros llegamos organizados políticamente al movimiento del 68, pasando desde las células estudiantiles de la Juventud del Partido Comunista Mexicano, a los apoyos internacionalistas de variados movimientos guerrilleros, a la militancia de un grupo que reivindicaba la acción armada, el cual, por cierto, tenía una importante ramificación en Morelos con los sobrevivientes del jaramillismo después de la muerte de su líder.Desde esta perspectiva, la experiencia del 68, --desde su surgimiento hasta la matanza de Tlaltelolco--, tiene otra lectura que difiere tal vez en los matices sobre lo que el autor expone en torno al movimiento, lo cual es clave para la comprensión del libro. Cuando Francisco sostiene en la pagina 31: “Las acciones de los estudiantes que defendían sus escuelas y combatían en las calles contra los granaderos no se habían gestado en una politización previa, no surgían como resultado de una influencia ideológica”, se refiere, tal vez, a los sectores más jóvenes del movimiento que reciben su bautizo de fuego callejero en el 68. Sin embargo, desde 1960, en el centro histórico de la ciudad, donde estaban localizadas la preparatoria 7, en Lic. Verdad, la ENAH en Moneda, la Preparatoria 1, en San Ildefonso, entre otras, el enfrentamiento con los granaderos por la defensa de la revolución cubana y por la libertad de los presos políticos, era una constante. La politización en esos años entre el estudiantado era muy acentuada y se hacía sentir la influencia hegemónica del marxismo.Esta observación discrepante no demerita en nada la excelente caracterización que se hace en el libro del Movimiento del 68: el papel de las asambleas por escuela que vinieron a hacer obsoletas las sociedades de alumnos; la importancia de las brigadas, el democratismo que se impone a las estructuras tradicionales entre el estudiantado, el cambio de la relación entre estudiantes y maestros, la estructura consejista colectiva del Consejo Nacional de Huelga, el factor del rector Barrio Sierra que otorgó una importante dosis adicional de dignidad y legitimidad al movimiento, la luna de miel de los estudiantes con la población, las grandes marchas de agosto y septiembre: la del silencio, la de las antorchas; la alegría, irreverencia, imaginación, grandeza de esa generación que no pedía nada para sí y que quedó marcada por el Movimiento y que dio una señal de identidad. Como lo expresa el autor: yo estuve en el 68. Este movimiento fue la siembra de una semilla, cuyos resultados tuvieron una gran repercusión en los movimientos que vendrían.También es notable el análisis del actor gubernamental en la represión del 2 de octubre, la lucida y clara explicación del papel del Estado Mayor Presidencial, el ejército, los cuerpos de seguridad, el Servicio Secreto, el Batallón Olimpia (con quienes nos toco viajar rumbo a Tlaltelolco en un pesero), las responsabilidades comprobadas de Díaz Ordaz y Echeverría, la acción concertada de los francotiradores que emboscan a sus propios compañeros soldados, que fueron, en parte, victimarios y, en parte, víctimas de la acción represiva; todo ello para justificar la versión del enfrentamiento entre estudiantes, que ya habían usado durante los sesenta en varias represiones, una de las cuales presencie en la calle de Gante.Coincido plenamente con Pérez Arce: se trato de un crimen de Estado que nadie podrá olvidar ni borrar hasta que se castigue a los actores materiales e intelectuales, así sea post-mortum, hasta que en un año esclarecedor del futuro se establezca una verdadera comisión de la verdad que escudriñe en el crimen y establezca las responsabilidades de cada quien.El libro cierra lo referente al movimiento estudiantil con un capitulo sobre lo acontecido el 10 de junio de 1971, considerado por el autor como la conclusión temporal de ese movimiento. Comparto su tesis sobre la responsabilidad directa de Echeverría en esa nueva matanza en la que se utilizó el grupo paramilitar llamado “Los Halcones”, el cual no fue el primero ni el último que organizara SEDENA: recordemos al Batallón Olimpia, a la Brigada Blanca, y posteriormente, a los agrupamientos paramilitares en Chiapas que me tocó denunciar como presidente de la Cocopa y que hasta la fecha siguen impunemente funcionando. Coincido también en la crítica del autor a los intelectuales que cayeron en la trampa, o fueron directamente cooptados por Echeverría y su retórica de izquierda; también comparto la idea de que este presidente rompió la relativa unidad entre intelectuales, la clase media ilustrada y los estudiantes que había imperado durante el movimiento del 68.El capitulo sobre los sindicatos y la insurgencia obrera es sintéticamente ilustrativo de lo que fue la ruptura del control monolítico corporativo de los obreros y sus sindicatos, y los factores que inciden en ello: la intensidad en los procesos de trabajo, los excesos del charrismo, la inflación en el 73 (que llego a subir al 12 por ciento) y el ambiente de rebeldía ante un estado de cosas considerado injusto. El relato en este capitulo sobre el secuestro, tortura y posterior asesinato del asesor legal Efraín Calderón Lara, alias “Charras”, en Yucatán, es estremecedor y demostrativo sobre como se maquinan desde los aparatos del Estado este tipo de crímenes, como se encubren y quedan impunes.El tratamiento sobre el movimiento guerrillero mexicano me parece muy adecuado, empezando por la tesis de que la guerrilla de los años sesenta y setenta tiene una importancia en nuestra historia que no se le reconoce. Se parte de un común denominador para explicar su surgimiento, que es la cerrazón autoritaria del régimen, pero también el momento que se vivía en esa época en la izquierda marxista y cristiana en la que, como bien lo expresa el autor, la discusión no era si sumarse o no, sino como hacerlo. La condena a la lucha armada no tenía las connotaciones actuales relacionadas a la llamada guerra contra el terrorismo, que sumada a los errores y las desviaciones de los propios grupos guerrilleros (como la práctica del secuestro, por ejemplo) han estigmatizado esa vía revolucionaria, a la que es imposible renunciar en todas las circunstancias y tiempos.En este apartado, Pérez Arce plantea un tema muy vigente hoy en día, el papel de los intelectuales en la revolución, que se viene discutiendo desde la famosa reunión en la España republicana de los intelectuales antifascistas y que será siempre la disyuntiva de posicionarse con los poderosos o con los oprimidos.Por último, el libro reseñado trata el terremoto del 85 y sus efectos en el protagonismo de la “sociedad civil” que toma en sus manos la ciudad de México y se hace cargo del rescate y la solidaridad con las víctimas; el surgimiento del movimiento urbano popular y un epilogo que refiere a la rebelión cívica de 1988 que lleva al triunfo a Cuauhtemoc Cárdenas y a la realización del primer fraude electoral desde el aparato de Estado, que se repetiría en el 2006.Francisco Pérez Arce escribe un libro de obligada lectura y es de esperar que el autor continúe por el camino andado en el estudio de la historia contemporánea de nuestro país desde la objetividad científica que otorga el compromiso con los intereses de los explotados.---*Reseña del libro de Francisco Pérez Arce. El Principio. 1968-1988: años de rebeldía. México Editorial Itaca, 2007.Gilberto López y Rivas es Investigador del Centro INAH-Morelos, articulista de La Jornada nacional.
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Los anarquistas llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones, ese mundo esta creciendo en este instante -Durruti-
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Una crónica del '68

El orden preciso de los sucesos, así como la veracidad de los mismos, ha generado una duda que no se ha podido responder a ciencia cierta. De alguna manera, las visiones encontradas han permitido ir conformando el rompecabezas de lo ocurrido el 2 de octubre de 1968.Las crónicas publicadas en los periódicos nacionales un día después del suceso, también difirieron en tendencias e incluso en cifras acerca de muertos y heridos. No se ha podido establecer el número preciso de ellos, ni cuáles fueron los verdaderos hechos.Se luchó a balazos en ciudad TlatelolcoHay un número aún no precisado de muertos y veintenas de heridos(Publicado el 3 de octubre de 1968, en el periódico Excélsior)Un mitin convocado por el Consejo Nacional de Huelga en la Plaza de las Tres Culturas fue dispersado ayer por el ejército y la policía, lo que originó un encuentro a tiros que se prolongó más de una hora.Docenas de personas resultaron heridas. Hay un número aún no determinado de muertos.Los hospitales de la Cruz Roja y de la Cruz Verde quedaron bajo control policiaco desde las 21 horas. La orden fue dada por el general Raúl Mendoza Cerecero, subjefe de la policía.Entre los heridos está el general José Hernández Toledo, director de la ocupación de Ciudad Universitaria. Su estado, se dijo en el Hospital Central Militar, es grave. Recibió un balazo en el pecho.Grupos de huelguistas, desde el tercer piso del edificio "Chihuahua", de la Unidad Tlatelolco, dispararon contra soldados y policías.A las 21 horas varios edificios habían sido totalmente ocupados por la tropa y se realizaban cateos en otros.Antes de la orden policiaca, la Cruz Roja había informado haber atendido a cincuenta heridos de bala, entre ellos cuatro militares y quince niños. Varios de ellos están graves.El mitin se inició a las 17:30 y empezó a ser dispersado a las 18:10. Una luz de bengala, lanzada desde la torre del templo de Santiago, originó todo. No se sabe cómo.Quizá era una señal: tal vez, causó una confusión.A partir de ese momento, los disparos surgían por todos lados: lo mismo de lo alto de un edificio de la Unidad Tlatelolco, que de la calle donde las fuerzas militares, en tanques ligeros y vehículos blindados, lanzaban ráfagas de ametralladora casi ininterrumpidamente.Mientras ocurría el tiroteo, todos los integrantes del Consejo Nacional de Huelga fueron detenidos, entre los varios centenares que fueron llevados al Campo Militar Número Uno.Una fosa, donde existen huellas del pasado precortesiano, en la Plaza de las Tres Culturas, frente al cuatro veces centenario templo de Santiago Tlatelolco, fue utilizada como "celda" provisional.Algunos de los miembros del Consejo Nacional de Huelga fueron desnudados.Frente al ex convento de Santiago Tlatelolco, cinco cadáveres fueron vistos por los reporteros de Excélsior, tres mujeres y dos hombres.Todo lo que es Unidad Tlatelolco fue cercada por soldados y policías. Los generales Crisóforo Masón Pineda y José Hernández Toledo dirigían la maniobra, seguidos del general Mendiola Cerecero, subjefe de la policía metropolitana. Hernández Toledo cayó herido al empezar el fuego de los francotiradores.Mucha gente quería salir de los edificios, otros querían entrar. La confusión era general. Muchos se tiraban al pavimento, se retorcían, habían sido alcanzados por las balas. Había mujeres histéricas, hombres que gritaban, niños que lloraban. El tiroteo continuaba."Cómo se desarrolló el mitin"El mitin, convocado por el Consejo Nacional de Huelga se inició a las 17:30. Desde una hora antes, centenares de manifestantes estudiantes, hombres y mujeres, señoras con niños, habían comenzado a congregarse. Entre los asistentes cundió el rumor de que había decenas de agentes policiacos, vestidos de civiles, entre ellos.En los edificios cercanos, los inquilinos abrieron sus ventanas para observar lo que acontecía.El primer orador afirmó que el movimiento estudiantil continuaría "a pesar de todo". Dijo que ya había logrado algo importante: despertar conciencia cívica "politizar" a la familia mexicana. Lanzó ataques a las autoridades.Subió otro orador, que dijo ser de la Facultad de Comercio y Administración. Cuando iniciaba su discurso se anunció que en ese momento arribaban representantes de sectores amigos. Estos fueron ovacionados.Dos helicópteros sobrevolaban la Plaza de las Tres Culturas.En tanto el orador seguía lanzando ataques a las autoridades, decenas de activistas repartían propaganda, y vendían ejemplares del órgano del movimiento estudiantil, llamado "El Victorioso", a cincuenta centavos.Cuando tomó el micrófono una muchacha, la multitud se calculaba en unas cinco mil personas.Después de ella habló otro joven. Cuando terminaba, habían transcurrido escasos cuarenta y cinco minutos.
entrada de Mario Bogarín @ 0:53
http://comunicacionoye.blogspot.com/2008/03/una-crnica-del-68.html

“El 68 inspira un respeto distante”

El 68 inspira un respeto distante”Kathya Millares El Universal Miércoles 26 de marzo de 2008Para Monsiváis, el movimiento estudiantil es para los jóvenes “un legado de sus padres y abuelos” y ejemplo de resistencia pacíficacultura@eluniversal.com.mxJim Morrison cantaba “Hello, I love you”, mientras las bombas explotaban en Vietnam. La píldora anticonceptiva tenía casi 10 años circulando y el papa Paulo VI condenaba “el uso de medios directamente contrarios a la fecundación”. Era 1968, el año de los contrastes.El 12 de octubre de ese mismo año se inauguraban las olimpiadas en México, mientras aún estaban en el aire de la capital los reclamos por la matanza de estudiantes en la plaza de Tlatelolco.A casi 40 años de uno de los sucesos más cruentos en el México del siglo XX, el escritor Carlos Monsiváis corre el telón de la historia y señala en entrevista que la sociedad contemporánea tiene un “respeto distante” hacia el Movimiento Estudiantil de 1968 que, señala, fue “tan basto y cuajado de hechos trágicos y de momentos heroicos”, que permitió a la sociedad de ese entonces vivir “la confianza en sí misma, a través de una de sus representaciones esenciales: los estudiantes”.Monsiváis será uno de los protagonistas de un documental que prepara The History Channel a 40 años de lo ocurrido en México en aquel año aciago.1968 en 2008Para el autor de Días de guardar, el movimiento de 1968 “marcó el fin de la autocracia más represiva, por lo menos en la ciudad de México” y estableció “el principio del prestigio activo de la sociedad”. Esta movilización que, desde sus inicios, fue considerada por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz como una “conspiración”, en la actualidad “ya es una suerte de monumento heroico y de testimonio generacional”. Además, dice, se ha comprendido como “un movimiento nacional, defensor de los derechos humanos y civiles” y que “en ningún momento recurrió a las armas o al terrorismo”.Y, ¿cuál es el legado de lo ocurrido en 1968? Ahora, señala Monsiváis, no se encuentran las acusaciones comunes que se dirigían a los estudiantes que participaron en el 68: “alborotadores, subversivos, conspiradores, agentes del imperialismo soviético”.El movimiento del 68 —continúa Monsiváis— es muy machista; sin embargo, ahí comienza una voluntad política de las mujeres de una manera distinta.Además, señala el escritor, “le da a las multitudes un sentido crítico para recuperar el impulso de las marchas”, y ha estipulado en la vida cotidiana de esta sociedad que “es a través de la movilización pacífica con la que se logra los grandes cambios”. También, dice, es asimilado por los jóvenes como “un legado de los padres o los abuelos”, a pesar de que el movimiento “está atado, aún, a un lenguaje que hoy no diría nada y, sin embargo, preconiza y adelanta un lenguaje mucho más libre”.El 2 de octubre no se olvidaSi como dijo el escritor argentino Jorge Luis Borges “somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”, ¿qué se ha hecho después de cuatro décadas para signar en la memoria de los mexicanos el movimiento de 1968?Según Carlos Monsiváis, quedan los testimonios que conforman el libro La noche de Tlatelolco de Poniatowska, los documentales, las recapitulaciones, los poemas como el de Octavio Paz (“[…] Los empleados municipales/ lavan la sangre en/ la Plaza de los sacrificios […]”), el de José Emilio Pacheco, el de Rosario Castellanos, el de Juan Bañuelos y la decisión de que algo tan importante no se disuelva en el olvido.Y, enfatiza, “el 2 de octubre no se olvida”, como lema, “me parece uno de los momentos más afortunados del encapsulamiento de la historia en unas cuantas palabras”.Para Monsiváis, el 68 es “una expresión de la voluntad de resistencia” que, posteriormente, “no se traduce en una literatura realista ni socialista”, sino en “una voluntad de mayores libertades”. En síntesis, el movimiento estudiantil “ayudó a liberar el espíritu creativo”.© Queda expresamente prohibida la republicación o redistribución, parcial o total, de todos los contenidos de EL UNIVERSAL
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