viernes, 25 de abril de 2008

El movimiento estudiantil del 68 en letras de oro, propone PRD

La fracción del PRD en la Cámara de Diputados presentará una iniciativa para inscribir en letras de oro la leyenda "Movimiento Estudiantil de 1968" en el Muro de Honor del Palacio Legislativo de San Lázaro.De acuerdo con el proyecto de decreto, se requiere revalorar dicho movimiento social y estudiantil que ocurrió en México hace 40 años y eliminar la "amnesia histórica".Los diputados federales del Partido de la Revolución Democrática, Maricela Contreras Julián y Alfonso Suárez del Real, presentarán su propuesta en la sesión ordinaria en San Lázaro que ya fue publicada en la Gaceta Parlamentaria."Nadie puede poner en duda el aporte del movimiento del 68 al proceso democrático en este país, por lo que a 40 años de recordar el 2 de octubre, proponemos que esta Legislatura contribuya a eliminar esa amnesia histórica que no es nada sana para las y los mexicanos", destaca la iniciativa.Suárez del Real confió en que todos los grupos legislativos tendrán la sensibilidad de respaldar esta iniciativa y que antes de que concluya este año, de ser posible el próximo 2 de octubre, se pueda develar dicha leyenda en el recinto de San Lázaro.El proyecto plantea que se inscriba con letras de oro en el Muro de Honor de la Cámara de Diputados la leyenda "Movimiento Estudiantil del 68".
http://codigotlatelolco.blogspot.com/2008/04/el-movimiento-estudiantil-del-68-en.html

Matanza de Tlatelolco

REPORTAJE: MAYO 68 - Crónicas de América LatinaMatanza en Tlatelolco/Elena Poniatowska
Publicado en Babelia de El País, 19/04/2008;
La corrupción y el autoritarismo desencadenaron México 68. Quienes participaron en los 146 días que duró el movimiento estudiantil jamás lo olvidarán. El 2 de octubre sobrevino la masacre. La escritora mexicana Elena Poniatowska recuerda cómo la matanza de Tlatelolco encendió la llama de futuras luchas sociales
En 1968, mientras los jóvenes del mundo entero alzaban la mano, algunos con el puño cerrado, otros haciendo la V de la victoria, en México vivíamos en un paraíso no sólo fiscal sino social. Habitábamos el mejor de los mundos posibles. No había crítica ni censura. Por eso Carlos Monsiváis pudo escribir: "En 1968, el sistema presidencialista conoce su apogeo... Todo es gobierno y casi nada oposición". Demetrio Vallejo y Valentín Campa, los dos líderes obreros contestatarios, aguardaban en la cárcel y la sociedad parecía no tener capacidad para combatir el autoritarismo. De pronto, un pleito callejero de dos pandillas, Los Araños y Los Ciudadelos, contra estudiantes hizo que estallara el movimiento de 1968 cuyas únicas armas fueron las brigadas de información, las manifestaciones y las asambleas en los dos grandes centros de estudio de nuestro país, la Universidad y el Politécnico.En 1968, los jóvenes de Europa, los de Estados Unidos, los de América Latina tenían mucho que reclamarle a la sociedad. ¿Qué mundo les legaban sus padres? ¿Qué harían al graduarse? ¿Qué les ofrecía la sociedad de consumo? ¿Qué les brindaba su país? ¿Deseaban realmente ser parte de un engranaje de producción masiva? En Europa, las perspectivas de la juventud eran desoladoras. No había trabajo para los egresados de las universidades: ¿en dónde se emplearían? El Mayo Francés de 1968 resultó aleccionador. Charles de Gaulle declaró que no entendía por qué los jóvenes seguían al líder judío alemán Daniel Cohn-Bendit, apodado Danny el Rojo, y al día siguiente los muchachos salieron a la calle repitiendo mientras marchaban: "Nous sommes tous des juifs allemands, nous sommes tous des juifs allemands".También en México, aunque solapado, se gestaba, en la Universidad y el Politécnico, un rechazo al orden establecido, al status quo, al PRI (Partido Revolucionario Institucional) y al Gobierno emanado de él. Si en Francia la falta de oportunidades fue el objetivo estudiantil, en México, los factores que detonaron las movilizaciones del 68 fueron la corrupción del poder y el autoritarismo. Los muchachos pidieron la disolución del cuerpo policiaco de los granaderos así como la de los absurdos delitos de "disolución social" y "ataques a las vías públicas" (por lo cual varios estudiantes habían caído presos en julio y agosto de 1968).Durante más de un año vivimos el fervor de los preparativos a los Juegos Olímpicos, la construcción de estadios, las villas olímpicas, la olimpiada cultural a la que asistirían los grandes poetas del mundo, entre otros, nuestro embajador en la India, Octavio Paz. ¡Deslumbraríamos al mundo entero! México era el primer país de América Latina seleccionado para los Olímpicos. Gracias a ese reconocimiento, accedíamos al primer mundo, pero los estudiantes "antipatriotas" gritaban: "No queremos olimpiadas, queremos revolución". Por su parte, los estudiantes forjaban un movimiento festivo cada vez más popular ya que 300.000 personas acudieron por primera vez desde la Revolución Mexicana a una marcha sin precedente: la manifestación del silencio.Quienes participaron en los 146 días que duró el movimiento estudiantil jamás lo olvidarán. El gran novelista José Revueltas lo llamó con mucha razón "enloquecido movimiento de pureza" y Guillermo Haro, el fundador de la astronomía moderna en México, sonreía al oír a algún estudiante gritar por un magnavoz: "UNAM, territorio libre de América". La Universidad actuó como la gran protectora de sus estudiantes, muchos de ellos se guarecieron en sus aulas y hasta durmieron en los corredores para no perderse una sola de las asambleas. Vivían los mejores días de su vida, hasta que el 2 de octubre de 1968 sobrevino la masacre. El ejército tomó la plaza y hombres vestidos de civil que llevaban un guante blanco o un pañuelo para identificarse desataron la balacera. La desbandada fue general y el fuego cerrado y el tableteo de las ametralladoras convirtieron el lugar en un infierno. Según el periódico inglés The Guardian, murieron más de trescientas personas y las que llegaron a los hospitales tenían heridas en la espalda, en los glúteos, en las piernas, porque les dispararon por detrás, mientras huían.El único movimiento estudiantil en el mundo que terminó en una matanza fue el de México, en 1968. Esta tragedia resultó un parte aguas en la vida de muchos mexicanos. 1968 fue un año que nos marcó a sangre y fuego y tuvo el don de encender la llama de futuras luchas sociales. Todavía hoy, 1968 es un punto de partida.Han pasado 40 años de la masacre del 2 octubre en Tlatelolco, pero los mexicanos no olvidamos el acontecimiento más trascendente de México en la segunda mitad del siglo XX. La frase "2 de octubre no se olvida" recuerda a una generación que luchó contra el autoritarismo y cada año convoca a una marcha que sigue exigiendo el esclarecimiento de los hechos, a pesar de haber llevado al ex presidente Echeverría al banquillo de los acusados. A 40 años del movimiento estudiantil, en México han surgido nuevos grupos que se inspiran en el 68, entre ellos el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) con su vocero, el subcomandante Marcos, quien reconoció que 1968 fue la punta de flecha de otros "enloquecidos movimientos de pureza" en nuestro país. También la resistencia civil que encabeza el ex candidato de izquierda y hoy "presidente legítimo", Andrés Manuel López Obrador, es otro resultado del 68. ¡Y no se diga la prensa de izquierda! Hoy por hoy México cuenta con una oposición, una crítica, una rebeldía que le debe todo a la lucha estudiantil de 1968. Un pueblo heroico se responsabiliza de su vida y construye su propia historia, una historia en la que la memoria sea patrimonio de todos los mexicanos.
http://fredalvarez.blogspot.com/2008/04/matanza-de-tlatelolco.html

2 de octubre: ¿quién ordenó masacrar?

Pablo Cabañas Díaz
pcabanas@correo.unam.mx


* Un informe del Departamento de Defensa de EUA da cuenta de que los disparos fueron resultado de una insubordinación militar hacia Marcelino García Barragán. Sin embargo, hasta la fecha queda sin probarse fehacientemente quién dio la orden.

Nadie sabe el número exacto de los muertos, ni siquiera los asesinos, ni siquiera el criminal.
Jaime Sabines

El Comité Nacional XXV años del 68 nombró, el 1 de septiembre de 1993, una Comisión de la Verdad integrada por 20 miembros: Mariclaire Acosta, Sergio Aguayo, Alonso Aguilar, José Agustín, René Avilés Fabila, Bernardo Bátiz, Fernando Carmona, Jorge G. Castañeda, Felipe Ehrenberg, Luis Javier Garrido, Miguel Ángel Granados Chapa, Hernán Lara Zavala, Froylán López Narváez, Sara Lovera, Lorenzo Meyer, Carlos Monsiváis, Carlos Montemayor, Héctor Ortega, Elena Poniatowska y Eraclio Zepeda.
El comité recomendó investigar el deslinde final de responsabilidades, esclarecer las versiones de que tuvo su origen en una conspiración; aclarar la génesis y el desarrollo de la matanza del 2 de octubre; resolver las contradictorias informaciones sobre el número de muertos y heridos y juzgar la validez de los procesos penales con los que culminó la represión.
Tras la instalación de la Comisión de la Verdad , los miembros, investigadores, intelectuales y participantes en el movimiento, hicieron declaraciones a la revista Proceso en las que definían a un tiempo el pesimismo en cuanto a la apertura de los archivos, pero siempre vislumbrando una mínima posibilidad y comprometiendo la transición a la democracia como argumento (la transparencia como voluntad para la transición a la democracia).
El 27 de septiembre de 1993, Proceso publicó cartas recibidas y enviadas por Gustavo Díaz Ordaz (sin precisar su fuente). En medio de la reproducción y del comentario de los archivos se refería a la documentación que ellos consideraban relevante para conocer las disposiciones oficiales con respecto al movimiento estudiantil de 1968. Gran parte de los documentos sobre la administración del presidente Díaz Ordaz (1964-1970) se encuentran en mil 259 cajas de cartón —miden 20 x 42 x 28 centímetros—, guardadas en el Archivo General de la Nación (AGN).
Seguir la pista de lo que aconteció en 1968 es sumamente difícil, pues su contenido –cartas, oficios, manuscritos, telegramas, fichas, folletos, recortes y fotografías– no está clasificado. A la fecha, sólo Proceso ha mostrado documentos desclasificados por el gobierno estadunidense que –con sus correspondientes tachaduras– sólo han aportado historias colaterales a los acontecimientos.
En 1993, tras la instalación de la Comisión de la Verdad , los miembros, investigadores, intelectuales y participantes en el movimiento, hicieron declaraciones a Proceso en las que definían a un tiempo el pesimismo en cuanto a la apertura de los archivos, pero siempre vislumbrando una mínima posibilidad pero ni en México ni en el extranjero obtuvieron algún documento relevante sobre el movimiento estudiantil de 1968.
Cinco años después, el 15 de febrero de 1998, en una entrevista a Reforma, los integrantes de la dispersa comisión dieron cuenta de las dificultades que padecieron. Lorenzo Meyer aseguró: "Nos reuníamos en la librería de El Juglar. Cada quien tenía que trabajar, por lo que la investigación la hicimos en nuestros ratos libres. Redactamos una petición para diversas instancias del gobierno federal —como las secretarías de Gobernación y de la Defensa Nacional —, del gobierno de la ciudad de México, a la Cruz Roja y a individuos, entre ellos a Luis Echeverría, para tener acceso a sus archivos. Nadie, absolutamente nadie, tuvo la decencia de responder".
La Secretaría de Gobernación respondió que "para México el plazo de apertura de archivos es de treinta años". El año de 1998, se convirtió entonces en la fecha prometida, en el umbral de la verdad, en un plazo inaplazable. El secretario de Gobernación, Patrocinio González Garrido, se explayó: "los archivos oficiales existentes son información que se sujeta a los criterios de la reglamentación internacional de reserva por treinta años a partir de la fecha de los hechos, que esta práctica ha prevalecido en el Archivo General de la Nación y por ello en su oportunidad, al vencer el plazo, serán puestos a disposición del público en general". La entonces directora general del AGN, Leonor Ortiz Monasterio, declaró que esa era "una norma interna".
El 2 de octubre de 1997, la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad la integración de una Comisión Especial formada por dos legisladores de cada fracción parlamentaria para requerir a las autoridades correspondientes archivos e información sobre los hechos del 2 de octubre de 1968 en Tlateloco.
El 3 de febrero de 1998, Luis Echeverría se reunió en su casa con los diputados de la comisión, sin que se completara el quórum necesario para que ésta se instalara, y se limitó a deslindarse de los hechos. Para el 22 de diciembre de 1997, la comisión ya había establecido un programa de trabajo que incluía reuniones con funcionarios de la Presidencia , Gobernación, las procuradurías, el Gobierno del DF, la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), el Pentágono, autoridades cubanas y el KGB (Comité para la Seguridad del Estado, de la Unión Soviética ), con el fin de solicitarles los archivos correspondientes.
El 1 de febrero de 1998, antes de que la comisión obtuviera oficialmente documentos, comenzaron las filtraciones. Reforma dio a conocer, unos días antes de la comparecencia de Echeverría ante los diputados y los medios de comunicación, el contenido de un documento "revisado por analistas de la Sección Segunda de Inteligencia de la Secretaría de la Defensa Nacional ". El presunto "análisis" caía por su propio peso y mostraba la fragilidad o la obviedad de la información que se podía obtener por medio de la mayoría de los documentos. El documento señala a Horacio Flores de la Peña como un contacto entre líderes del movimiento como Heberto Castillo, Víctor Flores Olea, Fernando Solana y Eli de Gortari con Echeverría. El diario no se detiene a informar o comentar sobre la efectividad de estos presuntos contactos.
Las partes del documento citadas por el periódico nos dicen más del anticomunismo de quien lo elaboró que de lo que sucedió. Dice: "El proceder del secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez, era otro. Ocultó a todo el mundo, y muy especialmente al presidente Gustavo Díaz Ordaz, su mística comunistoide, actuando en forma servil, engaño que a los ojos de su jefe dio la apariencia de ser una persona leal y de que continuaría la forma de su gobierno".
El 4 de febrero de 1998, Reforma comentó cinco documentos de los archivos de Estados Unidos que demostrarían que Díaz Ordaz decidió utilizar la fuerza en agosto de 1968. Estos documentos dicen más de las opiniones, consideraciones y formas de trabajo de quienes los elaboraron que de lo que realmente sucedió. Ese día se publicó en Excélsior una amplia entrevista con Patricia Galeana, directora general del AGN, quien hizo dos importantes afirmaciones: la posibilidad de que alguien, por motivos de intimidad, una vez superados los motivos de seguridad del Estado, impidiera la revisión de los archivos del 68, y la improbabilidad de que exista en ellos una orden explícita de disparar sobre los asistentes a la manifestación. "El 5 de febrero de 1998, Raúl Álvarez Garín declaró "El punto es abrir los archivos ¡de México!: no los del KGB o la CIA , sino los internos. Es más importante conocer en detalle el plan operativo de la Secretaría de la Defensa Nacional durante el movimiento estudiantil que los chismes de la embajada estadunidense o si estaban peleándose los generales".
Al día siguiente, el general Miguel Ángel Godínez Bravo reafirmó la disposición del Ejército para mostrar sus archivos, pero aclaró: "por qué se habla de eso, de los archivos, pero nadie se ha acercado a la Sedena para decir: queremos que la comisión fulana vea los archivos".
El 1 de marzo de 1998, Reforma aseveró: "Documentos del Archivo General de la Nación comprueban que el extitular de la extinta Dirección Federal de Seguridad, Fernando Gutiérrez Barrios, realizó durante el movimiento estudiantil de 1968 labores de espionaje en contra de dirigentes universitarios y líderes obreros y sociales". El legajo mezcla la detención de Fidel Castro en México con información sobre Heberto Castillo y sus relaciones y las del Movimiento de Liberación Nacional y Cuba, y la especial paranoia contra los trotskistas, incluyendo una relación de ellos. De nuevo se nos confirma que estos documentos dicen más de quien los elabora que de lo que sucedió.
El 13 de abril de 1998, sucedió otra filtración. Milenio Semanal publicó un memorando del supuesto acuerdo que habría tenido Luis Echeverría con Díaz Ordaz el 2 de octubre de 1968 y fragmentos de cartas, así como descripciones de mapas, para demostrar que la intervención del Ejército fue solicitada por Echeverría, "de acuerdo con documentos oficiales en poder de la Comisión de la Cámara de Diputados que investiga los hechos ocurridos en ese año".
Una vez terminada la clasificación, los diputados restringieron su acceso, incluso entre colegas, según el diputado perredista Armando López Moreno. Para el 19 de abril la desesperación de las comisiones se tradujo en un intercambio epistolar. La comisión llegó a un punto crítico cuando, por medio del subsecretario de Gobierno, la Secretaría de Gobernación desconoció a la Comisión Investigadora. Entre el 7 y el 9 de abril recurrieron a Gobernación para que se les entregaran los archivos de la Sedena. Los ánimos valentones de los diputados para ver de a cómo les tocaba o retar al presidente a telefonearlos cedieron y se acordó que sería la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales la encargada de solicitar la información.
El 2 de octubre de 1993, la Comisión de la Verdad se desintegraría y presentaría sus conclusiones. El texto es el siguiente: "Mientras instituciones estadunidenses como la Biblioteca del Departamento de Estado, en Washington, informaron que permitirían (...) mostrar sus archivos, ninguna de las nueve dependencias mexicanas ha respondido a la misma solicitud, entre ellas la Secretaría de Gobernación, la Procuraduría General de la República , la Secretaría de la Defensa Nacional y el Departamento del Distrito Federal". Más adelante se aclaró que el material de la Biblioteca del Departamento de Estado consistía en informes elaborados en la embajada en México de Estados Unidos. De nuevo, los comisionados retaron al gobierno para la apertura de los archivos. A la fecha, y muy poco a poco, sólo la revista Proceso ha mostrado documentos desclasificados por el gobierno estadunidense que –con sus correspondientes tachaduras– sólo han aportado historias colaterales a los acontecimientos".
En el exhaustivo análisis que hemos realizado sobre estos textos a lo largo de dos años, podemos concluir que el movimiento estudiantil de 1968 fue considerado por los analistas de inteligencia y políticos estadunidenses como un aviso de que la estabilidad ya era algo sobrepasado. Los textos ofrecen una visión distinta a la versión del gobierno mexicano. El efecto del movimiento estudiantil, como mínimo, es haber intensificado el autoexamen ya en proceso entre los líderes políticos de la nación, indicó un reporte especial agregado al sumario semanal de la CIA del 17 de enero de 1969.
En por lo menos una veintena de textos secretos hasta su desclasificación, la CIA , la Agencia de Inteligencia de la Defensa , la Embajada estadunidense en México y la Oficina Federal de Investigaciones descartaron la intervención de organismos de inteligencia extranjeros en el movimiento, que en su opinión fue resultado más de cuestiones políticas internas que de agitación externa, como alegó el gobierno mexicano de entonces.
Una de las hipótesis centrales sobre el 68 se ubica en el contexto de una pugna al interior de la Sedena. El entonces secretario, general Marcelino García Barragán, suplió a su jefe de Estado Mayor, general Mario Ballesteros Prieto, porque con el jefe del Estado Mayor Presidencial, general Luis Gutiérrez Oropeza, deliberadamente cambiaron sus órdenes respecto de la acción del Ejército en la plaza de Tlatelolco.
De acuerdo con un memorando confidencial de principios de 1969, el general García Barragán había instruido a Ballesteros de enviar tropas para rodear la Plaza de las Tres Culturas y observar lo que pasaba y prevenir que las manifestaciones estudiantiles se extendieran a otras partes de la ciudad. El mismo documento señala que una persona, cuyo nombre fue borrado, expresó categóricamente que el avance del Batallón de Paracaidistas a la plaza, que resultó en una violenta confrontación con los estudiantes, no fue parte de la actividad militar planeada.
Esta hipótesis se robustece con un informe del Departamento de Defensa de Estados Unidos que da cuenta de que los disparos fueron resultado de una insubordinación militar hacia García Barragán. Las órdenes del general secretario fueron desobedecidas por sus subalternos el 2 de octubre de 1968, establece el documento desclasificado del Departamento de Defensa de Estados Unidos. Este informe confidencial, fechado el 24 de marzo de 1969, y hecho público por Kate Doyle, analista del Archivo de Seguridad Nacional estadunidense, coincide con la versión que el propio García Barragán consignó por escrito antes de morir y que se reveló en el libro Parte de guerra de Julio Scherer y Carlos Monsiváis.
Ahí, García Barragán señaló a Gutiérrez Oropeza como el responsable confeso de enviar militares armados con metralletas para disparar desde el edificio Chihuahua de Tlatelolco sobre la multitud de estudiantes, algo que el jalisciense no había dispuesto. "Mario Ballesteros Prieto y Luis Gutiérrez Oropeza habían caído de la gracia de Marcelino García Barragán", se lee en el reporte del Departamento de Defensa estadunidense, "(el informante) declaró que la razón por la que el general Ballesteros fue relevado de jefe del Estado Mayor fue que él, junto con Gutiérrez, habían estado ya sea dando contraórdenes o fallando en interpretar correctamente las órdenes del general García Barragán. Además, ambos generales (Gutiérrez Oropeza y Ballesteros Prieto) habían hecho cambios personales sin aclararlos con el secretario de la Defensa. (El informante) también declaró que el general Gutiérrez no ocupará más su posición usual directamente detrás del Presidente (Gustavo Díaz Ordaz) en las funciones oficiales".
Las "contraórdenes" de Gutiérrez Oropeza y Ballesteros Prieto a las que se refiere la fuente del Departamento de Defensa –cuya identidad aún se mantiene en resguardo– son el desacato deliberado de mantener a las tropas fuera de Tlatelolco, pues las instrucciones de García Barragán eran que los soldados únicamente vigilaran a los manifestantes y los rodearan para evitar su dispersión. "El avance del Batallón de Paracaidistas a la plaza, que terminó en una violenta confrontación con los estudiantes, no fue parte de la actividad militar planeada", agrega el informe estadunidense.
El general Luis Gutiérrez Oropeza, quien fue uno de los protagonistas en la matanza del 2 de Octubre de 1968, falleció el 22 de marzo de 2007 .Quien esto escribe, varias veces buscó entrevistarse con él pero todas las peticiones fueron negadas. Escribió dos libros Gustavo Díaz Ordaz. El hombre. El político. El gobernante (marzo de 1986) y La realidad de los acontecimientos de 1968 (abril de 1996), que constituyen la auténtica versión ''desde adentro" del sector más duro del gobierno de Díaz Ordaz. Al general también se le vinculó como operador del grupo paramilitar Los Halcones, quienes participaron en los hechos violentos del Jueves de Corpus en 1971.
De 1968 a 2008 se ha publicado un incuantificable número de artículos, ensayos, libros, entrevistas, declaraciones, sobre las causas del 68 mexicano. Sin embargo, hasta la fecha queda sin probarse fehacientemente quién dio la orden por la que emanó la matanza del 2 de octubre.

Matanza en Tlatelolco

La corrupción y el autoritarismo desencadenaron México 68. Quienes participaron en los 146 días que duró el movimiento estudiantil jamás lo olvidarán. El 2 de octubre sobrevino la masacre. La escritora mexicana Elena Poniatowska recuerda cómo la matanza de Tlatelolco encendió la llama de futuras luchas sociales
En 1968, mientras los jóvenes del mundo entero alzaban la mano, algunos con el puño cerrado, otros haciendo la V de la victoria, en México vivíamos en un paraíso no sólo fiscal sino social. Habitábamos el mejor de los mundos posibles. No había crítica ni censura. Por eso Carlos Monsiváis pudo escribir: "En 1968, el sistema presidencialista conoce su apogeo... Todo es gobierno y casi nada oposición". Demetrio Vallejo y Valentín Campa, los dos líderes obreros contestatarios, aguardaban en la cárcel y la sociedad parecía no tener capacidad para combatir el autoritarismo. De pronto, un pleito callejero de dos pandillas, Los Araños y Los Ciudadelos, contra estudiantes hizo que estallara el movimiento de 1968 cuyas únicas armas fueron las brigadas de información, las manifestaciones y las asambleas en los dos grandes centros de estudio de nuestro país, la Universidad y el Politécnico.
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En 1968, los jóvenes de Europa, los de Estados Unidos, los de América Latina tenían mucho que reclamarle a la sociedad. ¿Qué mundo les legaban sus padres? ¿Qué harían al graduarse? ¿Qué les ofrecía la sociedad de consumo? ¿Qué les brindaba su país? ¿Deseaban realmente ser parte de un engranaje de producción masiva? En Europa, las perspectivas de la juventud eran desoladoras. No había trabajo para los egresados de las universidades: ¿en dónde se emplearían? El Mayo Francés de 1968 resultó aleccionador. Charles de Gaulle declaró que no entendía por qué los jóvenes seguían al líder judío alemán Daniel Cohn-Bendit, apodado Danny el Rojo, y al día siguiente los muchachos salieron a la calle repitiendo mientras marchaban: "Nous sommes tous des juifs allemands, nous sommes tous des juifs allemands".
También en México, aunque solapado, se gestaba, en la Universidad y el Politécnico, un rechazo al orden establecido, al status quo, al PRI (Partido Revolucionario Institucional) y al Gobierno emanado de él. Si en Francia la falta de oportunidades fue el objetivo estudiantil, en México, los factores que detonaron las movilizaciones del 68 fueron la corrupción del poder y el autoritarismo. Los muchachos pidieron la disolución del cuerpo policiaco de los granaderos así como la de los absurdos delitos de "disolución social" y "ataques a las vías públicas" (por lo cual varios estudiantes habían caído presos en julio y agosto de 1968).
Durante más de un año vivimos el fervor de los preparativos a los Juegos Olímpicos, la construcción de estadios, las villas olímpicas, la olimpiada cultural a la que asistirían los grandes poetas del mundo, entre otros, nuestro embajador en la India, Octavio Paz. ¡Deslumbraríamos al mundo entero! México era el primer país de América Latina seleccionado para los Olímpicos. Gracias a ese reconocimiento, accedíamos al primer mundo, pero los estudiantes "antipatriotas" gritaban: "No queremos olimpiadas, queremos revolución". Por su parte, los estudiantes forjaban un movimiento festivo cada vez más popular ya que 300.000 personas acudieron por primera vez desde la Revolución Mexicana a una marcha sin precedente: la manifestación del silencio.
Quienes participaron en los 146 días que duró el movimiento estudiantil jamás lo olvidarán. El gran novelista José Revueltas lo llamó con mucha razón "enloquecido movimiento de pureza" y Guillermo Haro, el fundador de la astronomía moderna en México, sonreía al oír a algún estudiante gritar por un magnavoz: "UNAM, territorio libre de América". La Universidad actuó como la gran protectora de sus estudiantes, muchos de ellos se guarecieron en sus aulas y hasta durmieron en los corredores para no perderse una sola de las asambleas. Vivían los mejores días de su vida, hasta que el 2 de octubre de 1968 sobrevino la masacre. El ejército tomó la plaza y hombres vestidos de civil que llevaban un guante blanco o un pañuelo para identificarse desataron la balacera. La desbandada fue general y el fuego cerrado y el tableteo de las ametralladoras convirtieron el lugar en un infierno. Según el periódico inglés The Guardian, murieron más de trescientas personas y las que llegaron a los hospitales tenían heridas en la espalda, en los glúteos, en las piernas, porque les dispararon por detrás, mientras huían.
El único movimiento estudiantil en el mundo que terminó en una matanza fue el de México, en 1968. Esta tragedia resultó un parte aguas en la vida de muchos mexicanos. 1968 fue un año que nos marcó a sangre y fuego y tuvo el don de encender la llama de futuras luchas sociales. Todavía hoy, 1968 es un punto de partida.
Han pasado 40 años de la masacre del 2 octubre en Tlatelolco, pero los mexicanos no olvidamos el acontecimiento más trascendente de México en la segunda mitad del siglo XX. La frase "2 de octubre no se olvida" recuerda a una generación que luchó contra el autoritarismo y cada año convoca a una marcha que sigue exigiendo el esclarecimiento de los hechos, a pesar de haber llevado al ex presidente Echeverría al banquillo de los acusados. A 40 años del movimiento estudiantil, en México han surgido nuevos grupos que se inspiran en el 68, entre ellos el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) con su vocero, el subcomandante Marcos, quien reconoció que 1968 fue la punta de flecha de otros "enloquecidos movimientos de pureza" en nuestro país. También la resistencia civil que encabeza el ex candidato de izquierda y hoy "presidente legítimo", Andrés Manuel López Obrador, es otro resultado del 68. ¡Y no se diga la prensa de izquierda! Hoy por hoy México cuenta con una oposición, una crítica, una rebeldía que le debe todo a la lucha estudiantil de 1968. Un pueblo heroico se responsabiliza de su vida y construye su propia historia, una historia en la que la memoria sea patrimonio de todos los mexicanos. -
Elena Poniatowska (París, Francia, 1932) es autora de La noche de Tlatelolco: Testimonios de historia oral, De noche vienes, Fuente es el silencio, El tren pasa primero y La piel del cielo.


http://www.elpais.com/articulo/semana/Matanza/Tlatelolco/elpepuculbab/20080419elpbabese_16/Tes

Matanza en Tlatelolco

La corrupción y el autoritarismo desencadenaron México 68. Quienes participaron en los 146 días que duró el movimiento estudiantil jamás lo olvidarán. El 2 de octubre sobrevino la masacre. La escritora mexicana Elena Poniatowska recuerda cómo la matanza de Tlatelolco encendió la llama de futuras luchas sociales
En 1968, mientras los jóvenes del mundo entero alzaban la mano, algunos con el puño cerrado, otros haciendo la V de la victoria, en México vivíamos en un paraíso no sólo fiscal sino social. Habitábamos el mejor de los mundos posibles. No había crítica ni censura. Por eso Carlos Monsiváis pudo escribir: "En 1968, el sistema presidencialista conoce su apogeo... Todo es gobierno y casi nada oposición". Demetrio Vallejo y Valentín Campa, los dos líderes obreros contestatarios, aguardaban en la cárcel y la sociedad parecía no tener capacidad para combatir el autoritarismo. De pronto, un pleito callejero de dos pandillas, Los Araños y Los Ciudadelos, contra estudiantes hizo que estallara el movimiento de 1968 cuyas únicas armas fueron las brigadas de información, las manifestaciones y las asambleas en los dos grandes centros de estudio de nuestro país, la Universidad y el Politécnico.
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En 1968, los jóvenes de Europa, los de Estados Unidos, los de América Latina tenían mucho que reclamarle a la sociedad. ¿Qué mundo les legaban sus padres? ¿Qué harían al graduarse? ¿Qué les ofrecía la sociedad de consumo? ¿Qué les brindaba su país? ¿Deseaban realmente ser parte de un engranaje de producción masiva? En Europa, las perspectivas de la juventud eran desoladoras. No había trabajo para los egresados de las universidades: ¿en dónde se emplearían? El Mayo Francés de 1968 resultó aleccionador. Charles de Gaulle declaró que no entendía por qué los jóvenes seguían al líder judío alemán Daniel Cohn-Bendit, apodado Danny el Rojo, y al día siguiente los muchachos salieron a la calle repitiendo mientras marchaban: "Nous sommes tous des juifs allemands, nous sommes tous des juifs allemands".
También en México, aunque solapado, se gestaba, en la Universidad y el Politécnico, un rechazo al orden establecido, al status quo, al PRI (Partido Revolucionario Institucional) y al Gobierno emanado de él. Si en Francia la falta de oportunidades fue el objetivo estudiantil, en México, los factores que detonaron las movilizaciones del 68 fueron la corrupción del poder y el autoritarismo. Los muchachos pidieron la disolución del cuerpo policiaco de los granaderos así como la de los absurdos delitos de "disolución social" y "ataques a las vías públicas" (por lo cual varios estudiantes habían caído presos en julio y agosto de 1968).
Durante más de un año vivimos el fervor de los preparativos a los Juegos Olímpicos, la construcción de estadios, las villas olímpicas, la olimpiada cultural a la que asistirían los grandes poetas del mundo, entre otros, nuestro embajador en la India, Octavio Paz. ¡Deslumbraríamos al mundo entero! México era el primer país de América Latina seleccionado para los Olímpicos. Gracias a ese reconocimiento, accedíamos al primer mundo, pero los estudiantes "antipatriotas" gritaban: "No queremos olimpiadas, queremos revolución". Por su parte, los estudiantes forjaban un movimiento festivo cada vez más popular ya que 300.000 personas acudieron por primera vez desde la Revolución Mexicana a una marcha sin precedente: la manifestación del silencio.
Quienes participaron en los 146 días que duró el movimiento estudiantil jamás lo olvidarán. El gran novelista José Revueltas lo llamó con mucha razón "enloquecido movimiento de pureza" y Guillermo Haro, el fundador de la astronomía moderna en México, sonreía al oír a algún estudiante gritar por un magnavoz: "UNAM, territorio libre de América". La Universidad actuó como la gran protectora de sus estudiantes, muchos de ellos se guarecieron en sus aulas y hasta durmieron en los corredores para no perderse una sola de las asambleas. Vivían los mejores días de su vida, hasta que el 2 de octubre de 1968 sobrevino la masacre. El ejército tomó la plaza y hombres vestidos de civil que llevaban un guante blanco o un pañuelo para identificarse desataron la balacera. La desbandada fue general y el fuego cerrado y el tableteo de las ametralladoras convirtieron el lugar en un infierno. Según el periódico inglés The Guardian, murieron más de trescientas personas y las que llegaron a los hospitales tenían heridas en la espalda, en los glúteos, en las piernas, porque les dispararon por detrás, mientras huían.
El único movimiento estudiantil en el mundo que terminó en una matanza fue el de México, en 1968. Esta tragedia resultó un parte aguas en la vida de muchos mexicanos. 1968 fue un año que nos marcó a sangre y fuego y tuvo el don de encender la llama de futuras luchas sociales. Todavía hoy, 1968 es un punto de partida.
Han pasado 40 años de la masacre del 2 octubre en Tlatelolco, pero los mexicanos no olvidamos el acontecimiento más trascendente de México en la segunda mitad del siglo XX. La frase "2 de octubre no se olvida" recuerda a una generación que luchó contra el autoritarismo y cada año convoca a una marcha que sigue exigiendo el esclarecimiento de los hechos, a pesar de haber llevado al ex presidente Echeverría al banquillo de los acusados. A 40 años del movimiento estudiantil, en México han surgido nuevos grupos que se inspiran en el 68, entre ellos el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) con su vocero, el subcomandante Marcos, quien reconoció que 1968 fue la punta de flecha de otros "enloquecidos movimientos de pureza" en nuestro país. También la resistencia civil que encabeza el ex candidato de izquierda y hoy "presidente legítimo", Andrés Manuel López Obrador, es otro resultado del 68. ¡Y no se diga la prensa de izquierda! Hoy por hoy México cuenta con una oposición, una crítica, una rebeldía que le debe todo a la lucha estudiantil de 1968. Un pueblo heroico se responsabiliza de su vida y construye su propia historia, una historia en la que la memoria sea patrimonio de todos los mexicanos. -
Elena Poniatowska (París, Francia, 1932) es autora de La noche de Tlatelolco: Testimonios de historia oral, De noche vienes, Fuente es el silencio, El tren pasa primero y La piel del cielo.

http://www.elpais.com/articulo/semana/Matanza/Tlatelolco/elpepuculbab/20080419elpbabese_16/Tes

Anarquismo y movimiento punk en méxico

Después del movimiento estudiantil de 1968, ha surgido entre la juventud universitaria mexicana un vivo interés por las ideas anarquistas que ha dado origen a la formación de varios grupos que desarrollan una excelente labor, sobre todo en los medios estudiantiles.En estas actividades desarrolladas por el anarquismo en el suelo mexicano merece una menciono especial el Grupo Tierra y Libertad. Este grupo se constituyó a la llegada de los anarquistas españoles exiliados como consecuencia de la guerra de 1936-1939; en el se aglutinaron la mayoría de los militantes españoles, algunos compañeros mexicanos y de otras nacionalidades. En los primeros tiempos fue un grupo numeroso, pero después se fue reduciendo hasta contar con diez miembros (1983). El grupo publicado una buena cantidad de libros y folletos, paralelamente existen otros grupos que actúan y realizan labor de propaganda como Antorcha, así como la Biblioteca social Reconstruir, así como las actividades de los grupos anarco-Punk, y la influencia del EZLN.A finales de los años setenta surge un boom musical llamado PUNK, el cual es comercializado en a través de los SEX PISTOLS en Inglaterra y de ahí es exportado en todo el mundo, el cual se pinta por los medios de comunicación como gente que se pinta el pelo o viste de negro o con pantalones rotos los cuales se dedican a estar bebiendo vino o cerveza o drogándose los cuales roban, asaltan, matan en fin son la escoria de la sociedad, pero cual es la realidad, si hay gente que tomó o se droga son las que lo toman como una moda o un pasatiempo, pero ha habido gente que se opone a esto y no son gente sin cerebro y sin consciencia sino por el contrario.Al contrario de los hippies, rapers, skins, heavies, darks, etc. El Punk siempre tuvo la preocupación muy fuerte en no caer en la mediatización y de esa forma perder el carácter de rebelde. L@s Punks dejaron atrás la critica superficial de "Jode al sistema" y tomaron una postura mas politizada, basada en las ideas anarquistas de solidaridad, apoyo mutuo, autogestión, ateismo y libertad, haciendo de la lucha anarquista un propio estilo de vida, negando por completo al sistema... De ahí surgieran l@s anarcopunksA México llego el Punk como una moda de los jóvenes burgueses, los cuales se pintaban el pelo por moda y tocaban en la zona Rosa así como en lugares exclusivos, pero poco a poco fue introduciendo en las colonias marginadas en donde tomo mas fuerza y su verdadera esencia, en el D.F. surgió un "movimiento" mas burgués, pero al norte se fue radicalizando por la influencia de los E.U. y éste a su vez con las influencias europeas, con "Solución Mortal", "Juventudes Conscientes" y algunos grupos organizados en los 70 - 80.Pero, ¿qué influencia o que tiene que ver el anarquismo con el punk? A principios de los 80 surgen los primeros grupos de anarko-Punk el cual toman la agresividad musical o melódica y lo combinan con letras anarquistas, las cuales salen de las gentes pobres o marginadas, las cuales traen sus repercusiones aquí a México.Después surge un estilo de música más agresiva y más rápida, llamada HARD CORE, donde hay mayor influencia anarquista, la cual tiene gran impacto y se expande a través de toda la república, a la vez estas personas forman grupos autónomos o colectivos en los cuales se reúnen a intercambiar información o de realizar publicaciones tipo periódicos, denominadas "zines" o fanzines, los cuales tienen información de los hechos sucedidos a nivel local o regional o de información de la cultura punk o hard core o anarquistas, muchos de estos grupos o de sus personas se declaran abiertamente anarquistas, otros feministas o autónomos, pero todo están de acuerdo con la supresión del gobierno. Estos grupos formados por un numero indeterminados de individuos se multiplican en toda la republica y en Guadalajara yo tengo conocimiento de tres.A partir de este año (1997) se llego al acuerdo de formar una red de estos grupos autónomos o anarquistas, también denominados anti-fascistas, que se llama Red de Información de Voces Autónomas Libertarias (RIVAL), la cual abarca Monterrey, Sinaloa, Jalisco, Edo de México, D.F, Querétaro, Oaxaca, Cuernavaca, entre otros, por lo cual en su mayoría los jóvenes están tomando consciencia de la situación político social y económica de cada entidad y de la ideología anarquista, así tomando acciones en contra del sistema establecido y formando grupos o asociaciones marginales que retoman la ideología anarquista, también se encuentra la Biblioteca Social Reconstruir en la cuidad de México, como grupos o colectivos, por ejemplo Juventud Autónoma Revolucionaria, Amor y Rabia, Punks Libertarios, Molacara, Sharp, entre otros.Breve recorrido por la historia del punk rock mexicanoCuando en México llega de forma estrepitosa la información de lo que ocurría musicalmente en Inglaterra con bandas como SEX PISTOLS y THE CLASH, en el D.F. surgen algunos grupos que se auto-denominaron punks por el año de 1978. Estos grupos fueron SIZE, SALIDA FALSA y DANGEROUS RYTHIM, los cuáles cantaban en inglés por lo que sus letras eran hasta cierto punto incomprensibles para los jóvenes marginados. Por otro lado nunca llegaron a transmitir el verdadero motivo de protesta e inconformidad como esencia del movimiento punk, ya que les era imposible entender las consecuencias de la marginalidad cuando ellos provenían de la clase media.Ritmo peligroso "Dangerous Rhythm" ( aun en activo )Durante estos años comienza la llegada a México de material punk subterráneo que se estaba creando en los Estados Unidos. Grupos como NEW YORK DOLLS, DEAD KENNEDYS Y RAMONES serían las influencias más directas entre los jóvenes mexicanos para proponerse ellos mismos la información de grupos abanderados por la corriente punk. En este momento es cuando a principios de la década de los 80’s la banda escucha a los primeros grupos punk mexicanos, cuyos integrantes eran gente de las propias bandas marginadas y por lo mismo había una gran empatía.rebel d'punk 1980 ( aun en activo )Surgen en esta época grupos como el REBEL D’PUNK, SÍNDROME, YAPS, etc. La mayor parte de su material serían covers de otras bandas inglesas y americanas que con las letras intrascendentes adaptadas al español dejan mucho que desear. Podríamos decir que eran grupos de música punk al estilo de los 70´s , que a pesar de estar formados por jóvenes marginados, tampoco supieron entender la verdadera esencia del punk, reduciéndola a una simple pose como se vería más tarde. De cualquier forma su importancia radica en la influencia que de alguna manera ejercieron en los jóvenes de esta época al llevar la música a las zonas marginadas del D.F.Para entonces el flujo de información sobre el movimiento punk a nivel internacional era cada vez mayor. Es entonces cuando surge el tianguis del Chopo como un lugar de encuentro entre jóvenes de todas partes de la ciudad y se reúnen en dicho lugar para intercambiar información, discos, cintas, fanzines ,etc. Se empieza a hablar de CRASS, ANARQUÍA y se comienzan a gestar bandas con una mejor idea de lo que es el punk, su esencia adaptándola a la realidad que se está viviendo en epoca colectibaespecimen 1987 ( aun en activo )Por estas fechas (85-87) es ya muy común ver por las calles de la ciudad a jóvenes con los pelos de colores y erizados, con ropas parchadas, botas industriales. El punk se ha extendido y sigue creciendo. Proliferan por doquier grupos como HC/PUNK que sólo duran 2 ó 3 presentaciones. Aparecen nuevos colectivos ( cambio radical, fuerza positiva, chaps, etc.) y nuevos fanzines como C.C.R.F.P., brigada subversiva entre muchos otros.Empiezan los primeros intentos por crear un verdadero movimiento punk, con punks que buscan organizarse bajo diversos colectivos para luchar contra el opresor. Se empiezan a realizar diversas actividades promovidas por estos colectivos como marchas, conferencias, tocadas, etc. Nacen nuevos grupos que vienen a reemplazar a los anteriores: MASACRE 68, DECADENCIA, ATÓXXXICO. El punk se comienza a extender hacia varios estados del país, los cuáles poco a poco comienzan a crear escenas propias. A pesar de los intentos de organización, no es en esta etapa donde logra consolidarse el movimiento.masacre 68 1988 ( aun en activo"OJO" Recuerda que todo lo posteado aquí solo es un backup, si el material es de tu agrado compra el original o borralo para evitar pedos ;Q°EL CRÉDITO ES "A QUIEN CORRESPONDA"
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lunes, 21 de abril de 2008

Principio. 1968-1988: años de rebeldía

Gilberto López y RivasEl Correo del Sur, Suplemento cultural de La Jornada, MorelosFrancisco Pérez Arce escribe un libro apasionante y apasionado sobre dos décadas cruciales en la historia contemporánea de nuestro país que van desde el movimiento estudiantil popular de 1968, a la insurgencia cívica de 1988.Se adentra en una narración-testimonio-análisis-caracterización del movimiento estudiantil del 68 al 71; recorre la insurgencia obrera-sindical-magisterial; examina las guerrillas del 65 al 78, con sus secuelas de guerra sucia; explora el terremoto del 85 y el movimiento urbano popular de esos años y culmina con un breve epilogo en torno a la rebelión cívica del 88.Es un libro bien escrito y documentado, que guarda rigor académico y una explicita posición política, lo cual demuestra que el compromiso hacía la izquierda no esta reñido con la excelencia que tanto alaban los neoliberales productivistas. El trabajo indica también que es posible hacer historia de procesos sociopolíticos recientes en los que muchos de los eventuales lectores estuvieron inmersos, y salir airoso de semejante reto.La tesis rectora de la obra es que estos veinte años fueron el principio del final de un régimen, que fue derrotado culturalmente por una sociedad que salía de su letargo. Siendo cinco años menos joven que Pérez Arce y sin caer en un centrismo generacional, difiero de esta apreciación, pues, como el propio autor señala, los acontecimientos previos que tienen lugar 10 años antes –movimientos ferrocarrilero, magisterial, telegrafista y jaramillista, el navismo en San Luís Potosí, y yo añadiría un importantísimo factor externo que se menciona en el texto, pero tal vez no con el suficiente énfasis: el triunfo de la revolución cubana-- resultan fundamentales para explicar y comprender la caída de ese régimen de despotismo presidencialista autoritario. Scherer lo afirma de esta manera refiriéndose al corporativismo presidencialista: “Es posible que el huevo de la serpiente que tanto hemos visto crecer desde entonces haya sido incubado en el periodo del presidente López Mateos.”La década de los sesenta es una fragua de acciones, debates, acontecimientos, que ponen en el centro la posibilidad real de la revolución social: recordemos que en estos años la comprensión errónea del Movimiento 26 de Julio y la revolución cubana deriva en un foquismo esquemático que tiene amplias repercusiones y culminan con el apresamiento y posterior asesinato de Ernesto Che Guevara en Bolivia. El subcontinente latinoamericano es un espacio de movimientos guerrilleros, o de grupos armados en preparación, a los que no escapa México. La discusión sobre el reformismo de los partidos comunistas tradicionales se subsana en muchos sitios con la formación de grupúsculos clandestinos que tenían como meta la acción armadaEsta experiencia generacional diferente, me hace observar la primera parte del libro desde otra perspectiva. Algunos de nosotros llegamos organizados políticamente al movimiento del 68, pasando desde las células estudiantiles de la Juventud del Partido Comunista Mexicano, a los apoyos internacionalistas de variados movimientos guerrilleros, a la militancia de un grupo que reivindicaba la acción armada, el cual, por cierto, tenía una importante ramificación en Morelos con los sobrevivientes del jaramillismo después de la muerte de su líder.Desde esta perspectiva, la experiencia del 68, --desde su surgimiento hasta la matanza de Tlaltelolco--, tiene otra lectura que difiere tal vez en los matices sobre lo que el autor expone en torno al movimiento, lo cual es clave para la comprensión del libro. Cuando Francisco sostiene en la pagina 31: “Las acciones de los estudiantes que defendían sus escuelas y combatían en las calles contra los granaderos no se habían gestado en una politización previa, no surgían como resultado de una influencia ideológica”, se refiere, tal vez, a los sectores más jóvenes del movimiento que reciben su bautizo de fuego callejero en el 68. Sin embargo, desde 1960, en el centro histórico de la ciudad, donde estaban localizadas la preparatoria 7, en Lic. Verdad, la ENAH en Moneda, la Preparatoria 1, en San Ildefonso, entre otras, el enfrentamiento con los granaderos por la defensa de la revolución cubana y por la libertad de los presos políticos, era una constante. La politización en esos años entre el estudiantado era muy acentuada y se hacía sentir la influencia hegemónica del marxismo.Esta observación discrepante no demerita en nada la excelente caracterización que se hace en el libro del Movimiento del 68: el papel de las asambleas por escuela que vinieron a hacer obsoletas las sociedades de alumnos; la importancia de las brigadas, el democratismo que se impone a las estructuras tradicionales entre el estudiantado, el cambio de la relación entre estudiantes y maestros, la estructura consejista colectiva del Consejo Nacional de Huelga, el factor del rector Barrio Sierra que otorgó una importante dosis adicional de dignidad y legitimidad al movimiento, la luna de miel de los estudiantes con la población, las grandes marchas de agosto y septiembre: la del silencio, la de las antorchas; la alegría, irreverencia, imaginación, grandeza de esa generación que no pedía nada para sí y que quedó marcada por el Movimiento y que dio una señal de identidad. Como lo expresa el autor: yo estuve en el 68. Este movimiento fue la siembra de una semilla, cuyos resultados tuvieron una gran repercusión en los movimientos que vendrían.También es notable el análisis del actor gubernamental en la represión del 2 de octubre, la lucida y clara explicación del papel del Estado Mayor Presidencial, el ejército, los cuerpos de seguridad, el Servicio Secreto, el Batallón Olimpia (con quienes nos toco viajar rumbo a Tlaltelolco en un pesero), las responsabilidades comprobadas de Díaz Ordaz y Echeverría, la acción concertada de los francotiradores que emboscan a sus propios compañeros soldados, que fueron, en parte, victimarios y, en parte, víctimas de la acción represiva; todo ello para justificar la versión del enfrentamiento entre estudiantes, que ya habían usado durante los sesenta en varias represiones, una de las cuales presencie en la calle de Gante.Coincido plenamente con Pérez Arce: se trato de un crimen de Estado que nadie podrá olvidar ni borrar hasta que se castigue a los actores materiales e intelectuales, así sea post-mortum, hasta que en un año esclarecedor del futuro se establezca una verdadera comisión de la verdad que escudriñe en el crimen y establezca las responsabilidades de cada quien.El libro cierra lo referente al movimiento estudiantil con un capitulo sobre lo acontecido el 10 de junio de 1971, considerado por el autor como la conclusión temporal de ese movimiento. Comparto su tesis sobre la responsabilidad directa de Echeverría en esa nueva matanza en la que se utilizó el grupo paramilitar llamado “Los Halcones”, el cual no fue el primero ni el último que organizara SEDENA: recordemos al Batallón Olimpia, a la Brigada Blanca, y posteriormente, a los agrupamientos paramilitares en Chiapas que me tocó denunciar como presidente de la Cocopa y que hasta la fecha siguen impunemente funcionando. Coincido también en la crítica del autor a los intelectuales que cayeron en la trampa, o fueron directamente cooptados por Echeverría y su retórica de izquierda; también comparto la idea de que este presidente rompió la relativa unidad entre intelectuales, la clase media ilustrada y los estudiantes que había imperado durante el movimiento del 68.El capitulo sobre los sindicatos y la insurgencia obrera es sintéticamente ilustrativo de lo que fue la ruptura del control monolítico corporativo de los obreros y sus sindicatos, y los factores que inciden en ello: la intensidad en los procesos de trabajo, los excesos del charrismo, la inflación en el 73 (que llego a subir al 12 por ciento) y el ambiente de rebeldía ante un estado de cosas considerado injusto. El relato en este capitulo sobre el secuestro, tortura y posterior asesinato del asesor legal Efraín Calderón Lara, alias “Charras”, en Yucatán, es estremecedor y demostrativo sobre como se maquinan desde los aparatos del Estado este tipo de crímenes, como se encubren y quedan impunes.El tratamiento sobre el movimiento guerrillero mexicano me parece muy adecuado, empezando por la tesis de que la guerrilla de los años sesenta y setenta tiene una importancia en nuestra historia que no se le reconoce. Se parte de un común denominador para explicar su surgimiento, que es la cerrazón autoritaria del régimen, pero también el momento que se vivía en esa época en la izquierda marxista y cristiana en la que, como bien lo expresa el autor, la discusión no era si sumarse o no, sino como hacerlo. La condena a la lucha armada no tenía las connotaciones actuales relacionadas a la llamada guerra contra el terrorismo, que sumada a los errores y las desviaciones de los propios grupos guerrilleros (como la práctica del secuestro, por ejemplo) han estigmatizado esa vía revolucionaria, a la que es imposible renunciar en todas las circunstancias y tiempos.En este apartado, Pérez Arce plantea un tema muy vigente hoy en día, el papel de los intelectuales en la revolución, que se viene discutiendo desde la famosa reunión en la España republicana de los intelectuales antifascistas y que será siempre la disyuntiva de posicionarse con los poderosos o con los oprimidos.Por último, el libro reseñado trata el terremoto del 85 y sus efectos en el protagonismo de la “sociedad civil” que toma en sus manos la ciudad de México y se hace cargo del rescate y la solidaridad con las víctimas; el surgimiento del movimiento urbano popular y un epilogo que refiere a la rebelión cívica de 1988 que lleva al triunfo a Cuauhtemoc Cárdenas y a la realización del primer fraude electoral desde el aparato de Estado, que se repetiría en el 2006.Francisco Pérez Arce escribe un libro de obligada lectura y es de esperar que el autor continúe por el camino andado en el estudio de la historia contemporánea de nuestro país desde la objetividad científica que otorga el compromiso con los intereses de los explotados.---*Reseña del libro de Francisco Pérez Arce. El Principio. 1968-1988: años de rebeldía. México Editorial Itaca, 2007.Gilberto López y Rivas es Investigador del Centro INAH-Morelos, articulista de La Jornada nacional.
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Los anarquistas llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones, ese mundo esta creciendo en este instante -Durruti-
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