viernes, 25 de abril de 2008

1968 OTRA VEZ; ARTE POLITICO, ARTE CRITICO...

Ojeando la edición digital de la magnífica Afterall he recordado que, por enésima vez, vamos a ser pronto bombardeados por todo tipo de topicazos y lugares comunes sobre Mayo y el Movimiento del 68. Si nos centramos en Europa, siempre he creído que lo peor del 68 fué que, al ser aplastado, acabó degradándose para ser en gran medida un precursor de los años de plomo de los 70. Se puede trazar una línea bastante clara desde el intento de asesinato de Rudi Dutschke al auge y caída de la RAF en Alemania, del movimiento estudiantil y obrero en Italia a las Brigadas Rojas, y de la influencia más o menos evidente de la Internacional Situacionista en grupos como la Angry Brigade en UK o el MIL en España.Por enésima vez veremos imágenes de las movilizaciones de Paris, mientras suena de fondo el Street Fighting Man de Rolling Stones, y tendremos que soportar alguna descafeinada entrevista a personajes como Daniel Cohn-Bendit o Joschka Fisher. Todo bastante previsible y aburrido... Es de agradecer, por tanto, que haya publicaciones que, al menos, traten de manera adecuada algunos aspectos de los que significó el final de los 60... así que os pego un párrafo creo que muy acertado de Afterall, escrito por Melissa Gronlund y mi amigo Pablo Lafuente:In contrast to the late 1960s, what seems most striking today is perhaps not the lack of connection between grassroots political action and the art context, but the feeling that much of the art made now that address political issues does not take the relationship with its audience as a primary concern. If in May’68 the key issues discussed in relation to film were who spoke and for whom, by contrast contemporary artistic production is dominated by the individual expression of interests and concerns in specific modes of articulation.We would like to ask about the implications of this recent focus on more aesthetic concerns and the simultaneous absence of social and political goals. At---the time of May’68, films such as Jacques Villemont’s La Reprise du travail aux usines Wonder (1968) or Haskell Wexler’s Medium Cool (1969) showed equally effective ways of reflecting on the political ideas of the time through different articulations of both documentary and openly constructive approaches. The political was present in the those films’ content, language and audience, and they were traversed by an urgency resulting from the political activitism that they reflected. Today, when that activism seems to have vanished almost completely, how do current artistic positions help pursuing the ideal of May’68 and its aspiration to radical equality? How can we translate nostalgia into propositions? Si la polémica sobre la lucha armada es siempre encarnizada, sobre las implicaciones y prácticas políticas en el mundo del arte ya ni les cuento. Por tanto, si alguien tiene interés sobre arte político/crítico en la actualidad, no está de más que le eche un ojo a la agria polémica sobre el peripo de Las Agencias y al texto Luces y sombras en la trastienda del artivismo. Una conversación con Xelo BoschCuando hicimos en París el proyecto de desfile Prêt-à-précaire de las Non gratas class, durante la Semana de la Moda, trabajamos con muy diferentes colectivos en lucha contra la precariedad (...). No sé si encontramos alguna respuesta particularmente original o verdadera, pero sí que te puedo decir que hicimos una asamblea semanal durante cerca de seis meses con la intención de confeccionar un cuestionario lo suficientemente amplio para que cada uno de los participantes concibiera por sí mismo cómo quería (re)presentarse en la pasarela y qué es lo que preferían denunciar. Gracias a la prensa conseguimos algo de visibilidad mediática para los problemas de toda esta gente y, con toda humildad, creo que la experiencia funcionó como una verdadera herramienta política.Como bien sabes, mi trayectoria profesional apenas ha conseguido reconocimiento institucional, ni mucho menos el de las instancias de poder a las que me he enfrentado -desgraciadamente, las únicas que me podrían permitir vivir de mi trabajo como artista-activista-. Sin embargo, el reconocimiento lo he obtenido, y con creces, de las minorías con las que he colaborado, aspecto éste que me ha proporcionado una satisfacción sin precio que comparto gustosamente con el amplio colectivo global de los honestos perdedores que no participan en competición alguna.No está nada mal la respuesta al texto de Marat: La agridulce trastienda del artivismo. Reflexiones al hilo de la entrevista a Xelo BoschEn realidad, no hacen falta más mártires, ni más perdedores. Hacen falta soluciones. Porque no sé hasta qué punto es legítimo exigir semejante heroicidad a todos los sujetos productores de contenidos artísticos y culturales. No sé hasta que punto es legítimo exigir al artista que suicide su carrera profesional ignorando o boicoteando a los únicos que pasado mañana le van a dar de comer, condenándole al más atroz ostracismo en el ámbito social del arte (y, por añadidura, al subempleo, dado que su formación no le permite en general ejercer otra profesión especializada que la propia, la de artista). No sé por qué demonios hay que ser un perdedor para preservar la dignidad.Porque, al final, el artista está solo. Existen nucleos efímeros, solidaridades pasajeras, no una clase social consciente y organizada que sirva de colchón amortiguador a los costes del atrevimiento individual(...). ¿Dónde están las galerías, las ferias, las publicaciones y las instituciones de enseñanza del arte autónomas que ofrezcan una alternativa a la cooptación del complejo capitalista-burocrático al joven y atemorizado artista recién salido de la Facultad o Escuela correspondiente? ¿Por qué los lazos afectivos e ideológicos que se establecen en el trayecto artivista son incapaces de madurar y transformarse para resistir el contacto con la realidad socioeconómica al día siguiente de la salida de la burbuja estudiantil (y no digamos ya, para desafiar de forma efectiva y sostenida el omnímodo dominio de la industria cultural capitalista-burocrática)?
Para finalizar este pequeño periplo sobre artivismo, creo que es también muy interesante también es la provocadora clasificación que propone el simpático jeta de Jordi Claramonte, sobre tipologías y métodos del arte político de la ultima decada en Érase una vez un lobito bueno... os pego parte de la intro, pero creo que hay que leerlo de principio a fin.Quisiera darme la oportunidad de revisar someramente la producción de arte político en la última decada quizá para poder explicarme cómo han podido las más diversas bandas de corderos maltratadores formadas –como es de todos sabido- por críticos de arte, directores de museo y periodistas especializados en general, abusar tan malamente de ese pobre lobito bueno que ha sido el arte político. Aguerrido y dentado, peludo y con rabo el arte político ha resultado ser bastante más inofensivo de lo que se pretendía. Lo que urge ver es por qué y de qué maneras ha resultado ser tan inofensivo.Y es que... hay que ver como está el patio.

http://estoydescentrado.blogspot.com/2008/04/1968-otra-vez-arte-poltico-arte-crtico.html

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